12 de enero de 2013

Nosotros y nuestros hijos.


Era miércoles, 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.
- No olviden venir a la reunión, es obligatoria - fue lo que la maestra escribió en el cuaderno del niño.
- ¡Pues qué cree la maestra! ¿Cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella diga? Si supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m., de aquí dependía un buen negocio y... ¡tuve que cancelarla!...
Ahí estábamos todos, papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar.
No recuerdo qué dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ése negocio, probablemente podríamos comprar una nueva televisión con el dinero que recibiría.
- Juan Rodríguez!... escuché a lo lejos. ¿No está el papá de Juan Rodríguez? dijo la maestra.
- ¡¡Sí, sí, aquí estoy!! Contesté pasando a recibir la boleta de mi hijo. Regresé a mi silla y me dispuse a verla.
- ¿Para esto vine? ¿Qué es esto?...
La boleta estaba llena de seis y sietes. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones de mi hijo.
De regreso a la casa aumentó más mi coraje a la vez que pensaba...., ¡si le doy todo! ¡Nada le falta ¡Ahora sí le va a ir muy mal!...
Me estacioné y salí del carro, entré a la casa, tiré la puerta y grité: ¡¡¡Ven acá Juan!!!
Juan estaba en su recámara y corrió a abrazarme. - ¡Papi!...
- ¡Qué papi, ni que nada!- Lo retiré de mí, me quité el cinturón y lo castigué dos veces, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él. ¡¡¡¡ Y te me vas a tu cuarto!!! - terminé.
Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.
Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente y se fue...
Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó otra vez la libreta de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo: Léela despacio y después toma tu decisión...
Ésta decía así:
Boleta de calificaciones para el papá:



¡¡¡Él me había puesto seis y sietes, a mí!!! Yo me hubiese calificado con menos de cinco...
Me levanté y corrí a la habitación de mi hijo, lo abracé y lloré...Quería regresar el tiempo, pero era imposible...
Juanito abrió sus ojos, aún estaban hinchados por sus lágrimas, me sonrió, me abrazó y me dijo: ¡te quiero papi! Cerró sus ojos y se durmió.
¡Qué duro es ver nuestros errores como padres desde esta perspectiva!....
Démosle el VALOR a lo que realmente es de valor para nosotros: ¡¡¡Nuestra familia!!!
Hay muchas personas que desean un hijo y no lo tienen. Dios te dio una familia, apréciala, amala, compréndela.
El día de mañana el Señor te pedirá cuentas por tu familia y ¿qué le vas a contestar?

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