13 de enero de 2013

Envejecer es obligatorio, crecer es opcional



Cualquiera consigue quedar más viejo. Eso no exige talento ni habilidad.

Una historia real que sucedió en la Universidad de Antioquia – Medellín, Colombia

El primer día de clases en la Universidad, nuestro profesor se presentó a los alumnos y nos animó a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos todavía. Me quedé de pie para mirar alrededor cuando una mano suave tocó mi hombro. Miré para atrás y vi una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser.

Dijo: - "Eh, muchacho... Mi nombre es Rosa. Tengo ochenta y siete años de edad. ¿Puedo darte un abrazo?"... Me reí y respondí: - ¡Claro que puede!". Y ella me dio un gigantesco apretón.

"¿Por qué está Ud. en la facultad a su edad?", pregunté.
Respondió juguetona: - "Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener un montón de hijos y entonces jubilarme y viajar".

"Está bromeando", le dije. Yo estaba curioso por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad; y ella dijo: "Siempre soñé con tener estudios universitarios, y ahora estoy teniendo uno!".

Después de clase caminamos hasta el edificio de la cafetería y compartimos una limonada. Nos hicimos amigos instantáneamente. Todos los días en los siguientes tres meses teníamos clase juntos y hablábamos sin parar. Yo quedaba siempre extasiado oyendo a aquella "máquina del tiempo" compartir su experiencia y sabiduría conmigo. En el curso de un año, Rosa se volvió un icono en el campus universitario y hacía amigos fácilmente dondequiera que iba. Adoraba vestirse bien, y se reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes. Estaba disfrutando la vida...

Al fin del semestre invitamos a Rosa a hablar en nuestro banquete del equipo de fútbol. Fue presentada y se aproximó al pódium. Cuando comenzó a leer su charla preparada, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo. Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente: “Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa! ...Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden de nuevo, así que déjenme hablarles sobre aquello que sé". “

Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó: "No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar".

Existen solamente tres secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito:

  • Se necesita reír y encontrar humor en cada día.
  • Se necesita tener un sueño, pues cuando éstos se pierden, uno muere... ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan!
  • Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer...


Si usted tiene diecinueve años de edad y se queda tirado en la cama por un año entero sin hacer nada productivo, terminará con veinte años... Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año y no hago cosa alguna, quedaré con ochenta y ocho años...

  • Cualquiera consigue quedar más viejo. Eso no exige talento ni habilidad. La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en la novedad.
  • Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer.
  • Las únicas personas que tienen miedo de la muerte son aquellas que tienen remordimientos.


Al fin de ese año, Rosa terminó el último año de la facultad que comenzó tantos años atrás. Una semana después de recibirse, Rosa murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos de la facultad fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que enseñó, a través del ejemplo, que "nunca es demasiado tarde para ser todo aquello que uno puede probablemente ser".

"ENVEJECER ES OBLIGATORIO, CRECER ES OPCIONAL"

Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no sabe sonreír a los demás.

Autor: Fuente: Universidad de Antioquia Medellín. Col. 

12 de enero de 2013

Nosotros y nuestros hijos.


Era miércoles, 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.
- No olviden venir a la reunión, es obligatoria - fue lo que la maestra escribió en el cuaderno del niño.
- ¡Pues qué cree la maestra! ¿Cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella diga? Si supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m., de aquí dependía un buen negocio y... ¡tuve que cancelarla!...
Ahí estábamos todos, papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar.
No recuerdo qué dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ése negocio, probablemente podríamos comprar una nueva televisión con el dinero que recibiría.
- Juan Rodríguez!... escuché a lo lejos. ¿No está el papá de Juan Rodríguez? dijo la maestra.
- ¡¡Sí, sí, aquí estoy!! Contesté pasando a recibir la boleta de mi hijo. Regresé a mi silla y me dispuse a verla.
- ¿Para esto vine? ¿Qué es esto?...
La boleta estaba llena de seis y sietes. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones de mi hijo.
De regreso a la casa aumentó más mi coraje a la vez que pensaba...., ¡si le doy todo! ¡Nada le falta ¡Ahora sí le va a ir muy mal!...
Me estacioné y salí del carro, entré a la casa, tiré la puerta y grité: ¡¡¡Ven acá Juan!!!
Juan estaba en su recámara y corrió a abrazarme. - ¡Papi!...
- ¡Qué papi, ni que nada!- Lo retiré de mí, me quité el cinturón y lo castigué dos veces, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él. ¡¡¡¡ Y te me vas a tu cuarto!!! - terminé.
Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.
Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente y se fue...
Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó otra vez la libreta de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo: Léela despacio y después toma tu decisión...
Ésta decía así:
Boleta de calificaciones para el papá:



¡¡¡Él me había puesto seis y sietes, a mí!!! Yo me hubiese calificado con menos de cinco...
Me levanté y corrí a la habitación de mi hijo, lo abracé y lloré...Quería regresar el tiempo, pero era imposible...
Juanito abrió sus ojos, aún estaban hinchados por sus lágrimas, me sonrió, me abrazó y me dijo: ¡te quiero papi! Cerró sus ojos y se durmió.
¡Qué duro es ver nuestros errores como padres desde esta perspectiva!....
Démosle el VALOR a lo que realmente es de valor para nosotros: ¡¡¡Nuestra familia!!!
Hay muchas personas que desean un hijo y no lo tienen. Dios te dio una familia, apréciala, amala, compréndela.
El día de mañana el Señor te pedirá cuentas por tu familia y ¿qué le vas a contestar?