20 de agosto de 2015

El chisme


En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrar el gran filósofo, y le dijo:
- ¿sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
- un momento-respondió Sócrates. - antes de que me lo cuente, me gustaría hacerte un test, de los tres tamices.
- ¿los tres tamices?
- sí,-continuó Sócrates. - antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres tamices.
1. El primer tamiz es la Verdad. ¿Has comprobado si lo que me dices es verdad?
- No. Solo he oído.
- Muy bien. Así que no sabes si es la Verdad.
2. El segundo tamiz, el de la Bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?
- ¡Ah no! Por el contrario.
- Entonces,-continuó Sócrates,-quieres contarme cosas malas acerca de él y no estás seguro que son verdaderas.
3. Tal vez aún puedes pasar la prueba, sigue el tercer tamiz, el de la Utilidad. ¿Es útil que yo sepa qué me habría hecho este amigo?
- No, en serio.
- Entonces,-conclusión de Sócrates,-lo que querías contarme no es ni Cierto, ni Bueno, ni Útil; ¿porque querías decírmelo?

19 de agosto de 2015

Carta de Abraham Lincoln hacia el profesor de su hijo.


Querido Profesor, mi hijo tiene que aprender que no todos los hombres son justos ni todos son veraces, enséñele que por cada villano hay un héroe, y que por cada político egoísta hay un líder dedicado.

También enséñele que por cada enemigo hay un amigo y que más vale moneda ganada que moneda encontrada.

Quiero que aprenda a perder y también a gozar correctamente de las victorias. Aléjelo de la envidia y que conozca la alegría profunda del contentamiento.

Haga que aprecie la lectura de buenos libros, sin que deje de entretenerse con los pájaros, las flores del campo y las maravillosas vistas de lagos y montañas.

Que aprenda a jugar sin violencia con sus amigos. Explíquele que vale más una derrota honrosa que una victoria vergonzosa. Que crea en sí mismo y sus capacidades aunque quede solito, y tenga que lidiar contra todos.

Enséñele a ser bueno y gentil con los buenos y duro con los perversos. Instrúyalo a que no haga las cosas porque simplemente otros lo hacen, que sea amante de los valores.

Que aprenda a oír a todos, pero que a la hora de la verdad, decida por sí mismo. Enséñele a sonreír y mantener el humor cuando esté triste y explíquele que a veces los hombres también lloran.

Enséñele a ignorar los gritos de las multitudes que solo reclaman derechos sin pagar el costo de sus obligaciones.

Trátelo bien pero no lo mime ni lo adule, déjelo que se haga fuerte solito. Incúlquele valor y coraje pero también paciencia, constancia y sobriedad.

Transmítale una fe firme y sólida en el Creador. Teniendo fe en Dios también la tendrá en los hombres. Entiendo que le estoy pidiendo mucho pero haga todo aquello que pueda.

ABRAHAM LINCOLN, 1830