21 de agosto de 2012

El abuelo

Había una vez, en un pequeño pueblo de algún lugar de Oriente vivía un señor con cuatro hijos, el menor de los cuales tenía, en el momento de esta historia, alrededor de 30 años, Para ese entonces sus hermanos tenían 35, 37 y 40 años. El padre tenía algo más de sesenta pero como en esa época el promedio de vida rondaba por los 40 años, era prácticamente un anciano y por lo tanto tenía todos los problemas propios de la senectud. Su cabeza, su cuerpo, sus esfínteres, su capacidad para valerse por sí mismo, nada de esto funcionaba bien en el viejo.

Un día el hijo más joven se caso y se fue de la casa. Se generó entonces un gran problema: el padre se quedaría solo. La madre había muerto a causa del último parto y los otros hermanos ya estaban casados. En consecuencia, no había nadie que pudiera hacerse cargo de este viejo, con el agravante que no eran épocas en las que hubiera asilos ni dinero para pagarle a alguien que se ocupara de cuidarlo.

Los hijos empezaron a sentir que, pese al amor que le tenían, el padre era una complicación. No era posible que ninguno de ellos se llevara al padre a vivir con a su casa para hacerse cargo de él.

Así es que los hijos tenían verdaderamente un serio problema. El cuento comienza con los hijos reunidos conversando acerca de cuál será el futuro del padre. En un momento dado, se les ocurre que podrían turnarse. Pero pronto advierten que esa situación no será suficiente y, además que significa un gran costo para sus vidas. Y entonces, casi sin darse cuenta empiezan a pensar que la lo mejor que les puede pasar es que el padre muera. Pese al dolor que implicaba para ellos ese reconocimiento´, pronto advirtieron que no podían sólo esperar que esto sucediera, porque el padre podría vivir muchos años más en aquella situación. Pensaron también, que ninguno de ellos podría soportar la demora.

Y entonces misteriosamente, a uno de ellos se le ocurrió que, quizá lo único que habría que hacer era esperar que llegara el invierno. Quizá el invierno terminaría con él. Y fue así como imaginaron que si entraban e el bosque con su padre y el padre se perdía, el frio y los lobos harían el resto...

Lloraron por esto, pero asumieron que tenían que hacer algo por el resto de sus vidas y se organizaron para cuidar al padre hasta llegar el invierno.

Después de la primera nevada, que fue especialmente intensa, los cuatro hermanos se reunieron en la casa.

Le dijeron al padre:

-Ven papá, vístete que vamos a salir.

-¿Salir, con la nieve? -pregunto el padre sin comprender. Pero los hijos dijeron:

-Sí, si, sí vamos.

El padre sabía que su cabeza no estaba funcionando bien últimamente, así que decidió acatar con sumisión lo que sus hijos le decían. Lo vistieron, casi irónicamente lo abrigaron mucho y se fueron rumbo al bosque.

Una vez allí, comenzaron a buscar un lugar para abandonarlo y desaparecer rápidamente. Se introdujeron en el bosque, cada vez más profundo hasta que en un momento dado, llegaron a un claro. De pronto el padre dijo:

-Es acá.

-¿Qué? -preguntaron asombrados los hijos.

-Es acá. repitió el anciano.

Supuestamente, el padre no tenía la lucidez suficiente para darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Por otro lado, ellos se habían cuidado muy bien de no decirlo. ¿A qué se refería el padre?

-Acá, acá, éste es el lugar -insistió.

Entonces los hijos le preguntaron:

-Qué lugar? Papá.... ¿qué lugar?

Y el padre respondió.

-Este es el lugar donde, hace veinticinco años, abandoné a mi papá.

ESTA ES LA HISTORIA DE LA EDUCACION, PARA BIEN O PARA MAL. PORQUE VAMOS A HACER CON NUESTROS PADRES LO QUE ELLOS NOS ENSEÑARON QUE SE HACE CON LOS PADRES. DEL MISMO MODO, NUESTROS HIJOS VAN A HACER CON NOSOTROS LO QUE NOSOTROS HICIMOS CON NUESTROS PADRES.

... si vivo diciendo de mí: ...que trabajo en lo que no me gusta, que la vida es desastrosa, que no valgo nada, que estoy enojado, si vivo faltándome al respeto a mí mismo, no sintiéndome orgulloso, sintiéndome esclavo de la vida que llevo y tengo una AUTOESTIMA muy baja ¿cómo puedo pretender que mi hijo se sienta valioso, si es el hijo de uno que no vale?

En suma la mejor manera de ayudar a mi hijo a que tenga su autoestima preservada es, primero dándole ese valor......... SOLO SI UNO SE SIENTE VALIOSO PUEDE TRANSMITIRLE A UN HIJO LO QUE SIGNIFICA SENTIRSE VALIOSO "

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