1. Dar ejemplo. El docente no tiene la misma posición que el
alumno en el aula. En muchas ocasiones tendemos a distanciarnos mucho de
nuestros estudiantes y ello conlleva un cierto peligro. A mayor distanciamiento
con tus alumnos, más difícil se hace ganarse su respeto, ya que te ven más como
una autoridad que como un docente con ganas de transmitir valores y
conocimientos. Dar ejemplo a tus alumnos es algo tan sencillo como respetar las
normas del centro y echar a un lado lo que entenderíamos como privilegios.
Para dar ejemplo debemos evitar:
·
La falta de puntualidad al inicio y al final de
la sesión lectiva.
·
El uso del móvil en el aula sin una finalidad
estrictamente educativa.
·
Ausentarse del aula con regularidad. Demuestra
falta de previsión y de planificación.
·
El retraso en la corrección de pruebas, exámenes
y trabajos.
·
Faltar al respeto a nuestros alumnos.
·
El trato desigual a tus alumnos.
·
Ser coherentes entre lo que se dice y lo que se
hace, respetando en todo momento las reglas del centro.
2. Tono de voz. El tono de voz es un aspecto determinante para
ganarse el respeto de tus alumnos. En muchas ocasiones nuestro tono de voz
determina el quehacer de una sesión lectiva. Hay que evitar un tono monótono y
cansino porque provoca que el alumno deje de escucharnos. En muchas ocasiones
nuestro tono de voz no es el adecuado y refleja con demasiada claridad nuestro
estado de ánimo. No es mejor profesor aquel que tiene un mayor tono de voz. Es
importante que nuestra voz refleje decisión y pasión, que nos creamos aquello
que estamos transmitiendo, que seamos verosímiles en nuestras explicaciones,
que evitemos vacilaciones y anacolutos (no finalizar una oración y empezar con
otra). De lo que se trata es de sacar partido a nuestra voz y para ello es
recomendable tener unos hábitos saludables como:
·
Hidratarse durante toda la jornada laboral.
·
Evitar gritar.
·
Evitar hablar en el momento en que varios
alumnos lo estén haciendo al mismo tiempo.
·
Tener una conducta postural adecuada.
·
No hablar mientras borramos la pizarra.
·
Aprender a respirar con el diafragma.
·
Expulsar el aire por la nariz.
3. Actitud corporal. Otro factor para ganarse el respeto de
tus alumnos es la actitud corporal con la que afrontamos una clase. Es
fundamental que noten nuestra presencia en el aula en todo momento. Nuestra
actitud corporal debe ser decidida y enérgica porque en muchas ocasiones
transmite mucho más que nuestra voz. Debemos ser capaces de utilizar todo
nuestro cuerpo para captar la atención de nuestros alumnos. El lenguaje no
verbal es un tipo de lenguaje que complementa nuestras enseñanzas y es una
herramienta muy útil para reforzar los contenidos. Para ello es recomendable:
·
Gesticular con las manos cuando pretendamos
destacar un aspecto que nos parece importante.
·
Movernos continuamente por toda la clase.
·
Ser expresivos con nuestro rostro a la hora de
manifestar sentimientos, deseos, órdenes…
·
Caminar erguidos y con paso decidido y firme.
·
Mirar al alumno que nos está hablando en ese
momento.
·
Estar callados y utilizar nuestro cuerpo cuando
en el aula se producen conductas disruptivas. Hay veces que un gesto es mucho
más eficaz que dar una orden de forma oral.
4. Preparación y coherencia. Otro factor muy a tener en cuenta
de cara a ganarse el respeto de tus alumnos es preparar a conciencia las
sesiones lectivas de cada uno de tus grupos, y que estas sesiones sean
coherentes con los contenidos previstos en la programación. Los alumnos valoran
enormemente a los profesores que saben en todo momento qué hacer en sus clases.
Es muy importante que no vacilemos durante la clase sobre lo que se va a
trabajar. Es el docente el que decide en todo momento qué hacer en el aula. De
no ser así el respeto de vuestros alumnos se verá afectado porque perderéis capacidad
de decisión y de control del aula. Vosotros sois los que os encargáis de los
contenidos de la programación y de llevarlos a la práctica. Otro factor
relacionado con este punto es la importancia de ser coherentes durante vuestras
sesiones lectivas y con la programación. Debéis evitar preguntar a vuestros
alumnos en qué punto del tema os habías quedado o corregir ejercicios que ya se
habían corregido el día anterior. Los alumnos notan en seguida que no tenemos
nuestras sesiones lectivas preparadas y eso hace que aumente la disrupción en
el aula, provoque la queja de los alumnos y sea más difícil que os respeten.
5. Empatía. La empatía es para mí el aspecto determinante en
el proceso educativo. Ya en otro artículo me referí a la importancia de la
empatía como un factor clave en la relación entre alumno y docente. El artículo
en cuestión se titula 5 consejos para aumentar la empatía con tus alumnos. En
esta entrada hago referencia a la importancia de sabernos poner en la piel de
nuestros alumnos mediante la escucha activa. Escuchar con atención a nuestros
alumnos y asentir la cabeza ayuda ganarnos su respeto. Los estudiantes valoran enormemente
que conectemos con ellos, que nos hagamos partícipes tanto de sus logros como
de sus fracasos, tanto de sus alegrías como de sus preocupaciones. Ser docente
sin ser empático es algo que no concibo en la Educación. Aquellos docentes que
carecen de empatía son, por lo general, aquellos que tienen más problemas de
relación con un grupo.
El respeto de un profesor
viene determinado por sus actuaciones en el aula. No tiene nada que ver con el
hecho de ser hombre o mujer, de ser un profesor recién llegado o un veterano.
Ganarse el respeto de los alumnos viene determinado por nuestro trabajo, por
nuestra profesionalidad, por nuestra dedicación y preparación y por la pasión
con que llevemos a cabo nuestras sesiones lectivas.
Así y sólo así conseguiremos una
de las máximas satisfacciones para un docente, el respeto y la admiración de
nuestros alumnos. Porque… TODO SE PUEDE
APRENDER. TODO SE DEBE ENSEÑAR.
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