25 de julio de 2013
21 de junio de 2013
Un hombre excepcional
¿Mi padre?
¿No lo conocen?
se los presento: ¡¡¡Es un
hombre excepcional!!!
Nunca fue un hombre cariñoso
como muchos desean que fuera su papá,
pero en su mirada veía todo el
amor del mundo,
aunque nunca me lo dijera a
través de sus palabras.
Gracias a su trabajo nunca faltó nada en casa,
siempre tuve algo que llevar a mi boca,
un techo donde vivir,
una prenda que aun agujerada cubría mi desnudes,
nunca me falto el medicamento que sanara mi enfermedad
ni el estudio que hoy me diera tantas satisfacciones, profesionalmente hablando,
aunque todo esto costara en ocasiones no verlo en todo el día.
Me educó de una manera recia y estricta,
pero hizo de mí un hombre respetuoso de los demás, de las situaciones y de todas las cosas que hay a mi alrededor para mi beneficio y de todos los demás.
Me exigió mucho al hacer las cosas,
pero con eso hizo de mi un hombre responsable.
Me enseñó que estas dos manos que tengo no son de adorno,
que son para trabajar.
Inculcó en mí el respeto a lo que los demás hacen, piensan o dicen...
aunque en ocasiones eso no me agrade.
Hizo de mi un hombre que sabe y entiende
que todos pisamos el mismo suelo y que nadie está por encima de los demás.
Trabajador incansable, respetuoso y correcto en sus acciones,
¿como no lo he de querer y de respetar?
Se que no es el padre que muchos quisieran:
cariñoso, detallista, que te hable cosas bonitas, que te haga caricias,
que te de regalos cuando logras algo, que te aliente a seguir adelante,
que te de palmadas o te felicite por un logro obtenido...
¿Pero saben que?
Ese señor de cabeza cana y silueta encorvada junto con mi madre me dio la vida,
Ese señor que tiene grabada cada batalla vivida en sus manos,
en sus callos, en sus heridas,
Ese hombre que cuidó siempre de mi cuando niño...y lo sigue haciendo.
Ese señor que en cada arruga tiene marcada una experiencia de vida
y daría su vida por sus hijos.
Ese hombre que cada mancha en su piel,
le representa un mal momento vivido en beneficio de su hijos.
Ese hombre que con su ejemplo muestra lo que ha llegado a ser,
lo que hoy en día es y lo que ha logrado con su familia,
Ese hombre que en cada palabra que dios le permite emitir de sus labios,
nos hace ver la gran sabiduría y experiencia que tiene,
Ese hombre que a pesar de haber sufrido tanto durante toda su vida
siempre ha visto por el bienestar de sus padres, de sus hermanos y de su familia,
sin importarle dolores, cansancios o enfermedades,
por todo eso ese hombre ha logrado que yo lo respete y adore,
tanto que le digo:
Papá, gracias por todo lo que me has dado y lo que has logrado hacer de mi.
Gracias por mostrarme el camino a seguir,
espero nunca haberte defraudado,
así como espero nunca llegar a defraudarte ya que has dejado en mi muy buenos cimientos
por lo que seguramente he de seguir tus pasos...
DOY GRACIAS A DIOS POR HABERME DADO UN PADRE COMO TU Y POR HABERTE PUESTO EN MI CAMINO.
PAPA, TE QUIERO MUCHO,
Gracias a su trabajo nunca faltó nada en casa,
siempre tuve algo que llevar a mi boca,
un techo donde vivir,
una prenda que aun agujerada cubría mi desnudes,
nunca me falto el medicamento que sanara mi enfermedad
ni el estudio que hoy me diera tantas satisfacciones, profesionalmente hablando,
aunque todo esto costara en ocasiones no verlo en todo el día.
Me educó de una manera recia y estricta,
pero hizo de mí un hombre respetuoso de los demás, de las situaciones y de todas las cosas que hay a mi alrededor para mi beneficio y de todos los demás.
Me exigió mucho al hacer las cosas,
pero con eso hizo de mi un hombre responsable.
Me enseñó que estas dos manos que tengo no son de adorno,
que son para trabajar.
Inculcó en mí el respeto a lo que los demás hacen, piensan o dicen...
aunque en ocasiones eso no me agrade.
Hizo de mi un hombre que sabe y entiende
que todos pisamos el mismo suelo y que nadie está por encima de los demás.
Trabajador incansable, respetuoso y correcto en sus acciones,
¿como no lo he de querer y de respetar?
Se que no es el padre que muchos quisieran:
cariñoso, detallista, que te hable cosas bonitas, que te haga caricias,
que te de regalos cuando logras algo, que te aliente a seguir adelante,
que te de palmadas o te felicite por un logro obtenido...
¿Pero saben que?
Ese señor de cabeza cana y silueta encorvada junto con mi madre me dio la vida,
Ese señor que tiene grabada cada batalla vivida en sus manos,
en sus callos, en sus heridas,
Ese hombre que cuidó siempre de mi cuando niño...y lo sigue haciendo.
Ese señor que en cada arruga tiene marcada una experiencia de vida
y daría su vida por sus hijos.
Ese hombre que cada mancha en su piel,
le representa un mal momento vivido en beneficio de su hijos.
Ese hombre que con su ejemplo muestra lo que ha llegado a ser,
lo que hoy en día es y lo que ha logrado con su familia,
Ese hombre que en cada palabra que dios le permite emitir de sus labios,
nos hace ver la gran sabiduría y experiencia que tiene,
Ese hombre que a pesar de haber sufrido tanto durante toda su vida
siempre ha visto por el bienestar de sus padres, de sus hermanos y de su familia,
sin importarle dolores, cansancios o enfermedades,
por todo eso ese hombre ha logrado que yo lo respete y adore,
tanto que le digo:
Papá, gracias por todo lo que me has dado y lo que has logrado hacer de mi.
Gracias por mostrarme el camino a seguir,
espero nunca haberte defraudado,
así como espero nunca llegar a defraudarte ya que has dejado en mi muy buenos cimientos
por lo que seguramente he de seguir tus pasos...
DOY GRACIAS A DIOS POR HABERME DADO UN PADRE COMO TU Y POR HABERTE PUESTO EN MI CAMINO.
PAPA, TE QUIERO MUCHO,
2 de junio de 2013
Con todo cariño y respeto para todas las madrecitas.
Encuesta realizada a niños de segundo y tercer grado de
primaria..
Estas fueron algunas de las respuestas más graciosas.
¿Quién es el jefe en tu casa?
1. Mi mamá no quiere ser jefe pero tiene que serlo porque mi papá es chistoso.
2. Mi mamá. Lo sabes por la inspección de mi cuarto. Ella ve hasta lo que hay debajo de mi cama.
3. Creo que mi mamá, pero solo porque ella tiene más cosas que hacer que mi papá.
¿Por qué hizo Dios a las Madres?
1. Porque son las únicas que saben dónde están las cosas en la casa.
2. Principalmente para limpiar la casa.
3. Para ayudarnos cuando estábamos naciendo.
4. Para que nos quisieran.
¿Cómo hizo Dios a las Madres?
1. Usó tierra, como lo hizo para todos los demás..
2. Con magia además de súper poderes y mezclar todo muy bien.
3.. Dios hizo a mi mamá así como me hizo a mí, solo que usó partes más grandes.
4. Yo creo que tardó mucho en hacerlas, pues mi papá dice que a veces las mujeres son muy complicadas.
¿Qué ingredientes usó?
1. Dios hizo a las madres de nubes y pelo de ángel y todo lo bueno en este mundo y una pizca de malo.
2. Tuvo que empezar con huesos de hombres y después creo que usó cuerda, principalmente.
3. Yo creo que con muchas flores ...
¿Por qué Dios te dio a tu mamá en vez de otra mamá?
1. Porque somos parientes.
2. Porque Dios sabía que ella me quería más a mí que otras mamás que me quisieran.
3. Porque nos parecemos mucho.
¿Qué clase de niña era tu mamá?
1. Mi mamá siempre ha sido mi mamá y nada de esas cosas.
2. No se porque no estaba yo allí, pero creo que ha de haber sido muy mandona.
3. Dicen que antes era muy linda.
¿Qué necesitaba saber tu mamá de tu papá antes de casarse con él?
1. Su apellido.
2. Si quería casarse con ella.
3. Pues... si tiene trabajo y si le gusta ir de compras.
¿Por qué se casó tu mamá con tu papá?
1... Porque mi papá hace el mejor spaghetti en el mundo y mi mamá come mucho.
2. Porque ya se estaba haciendo vieja.
3. Mi abuela dice que porque no se puso su gorra para pensar.
4. Para poder ser la mamá de la casa.
¿Cuál es la diferencia entre las mamás y los papás?
1. Las mamás trabajan en el trabajo y en la casa y los papás solo van al trabajo.
2. Las mamás saben hablar con las maestras sin asustarlas.
3. Los papás son más altos y fuertes, pero las mamás tienen el verdadero poder porque a ellas les tienes que pedir permiso cuando quieres quedarte a dormir en casa de un amigo.
4. Las mamás tienen magia porque ellas te hacen sentir bien sin medicina.
¿Quién es el jefe en tu casa?
1. Mi mamá no quiere ser jefe pero tiene que serlo porque mi papá es chistoso.
2. Mi mamá. Lo sabes por la inspección de mi cuarto. Ella ve hasta lo que hay debajo de mi cama.
3. Creo que mi mamá, pero solo porque ella tiene más cosas que hacer que mi papá.
¿Por qué hizo Dios a las Madres?
1. Porque son las únicas que saben dónde están las cosas en la casa.
2. Principalmente para limpiar la casa.
3. Para ayudarnos cuando estábamos naciendo.
4. Para que nos quisieran.
¿Cómo hizo Dios a las Madres?
1. Usó tierra, como lo hizo para todos los demás..
2. Con magia además de súper poderes y mezclar todo muy bien.
3.. Dios hizo a mi mamá así como me hizo a mí, solo que usó partes más grandes.
4. Yo creo que tardó mucho en hacerlas, pues mi papá dice que a veces las mujeres son muy complicadas.
¿Qué ingredientes usó?
1. Dios hizo a las madres de nubes y pelo de ángel y todo lo bueno en este mundo y una pizca de malo.
2. Tuvo que empezar con huesos de hombres y después creo que usó cuerda, principalmente.
3. Yo creo que con muchas flores ...
¿Por qué Dios te dio a tu mamá en vez de otra mamá?
1. Porque somos parientes.
2. Porque Dios sabía que ella me quería más a mí que otras mamás que me quisieran.
3. Porque nos parecemos mucho.
¿Qué clase de niña era tu mamá?
1. Mi mamá siempre ha sido mi mamá y nada de esas cosas.
2. No se porque no estaba yo allí, pero creo que ha de haber sido muy mandona.
3. Dicen que antes era muy linda.
¿Qué necesitaba saber tu mamá de tu papá antes de casarse con él?
1. Su apellido.
2. Si quería casarse con ella.
3. Pues... si tiene trabajo y si le gusta ir de compras.
¿Por qué se casó tu mamá con tu papá?
1... Porque mi papá hace el mejor spaghetti en el mundo y mi mamá come mucho.
2. Porque ya se estaba haciendo vieja.
3. Mi abuela dice que porque no se puso su gorra para pensar.
4. Para poder ser la mamá de la casa.
¿Cuál es la diferencia entre las mamás y los papás?
1. Las mamás trabajan en el trabajo y en la casa y los papás solo van al trabajo.
2. Las mamás saben hablar con las maestras sin asustarlas.
3. Los papás son más altos y fuertes, pero las mamás tienen el verdadero poder porque a ellas les tienes que pedir permiso cuando quieres quedarte a dormir en casa de un amigo.
4. Las mamás tienen magia porque ellas te hacen sentir bien sin medicina.
¿Qué hace tu mamá en su tiempo libre?
1. Las mamás no tienen tiempo libre.
2. Si lo oyes de ella, paga cuentas TODO el día...
3. Creo que... trabajar.
¿Qué haría a tu mamá perfecta?
1. Por adentro ya es perfecta, pero afuera creo que un poco de cirugía plástica.
2. Que no me regañara tanto y que me dejara ver más tele.
3. Si supiera jugar fútbol...
¿Si pudieras cambiar algo de tu mamá, que sería?
1. Tiene esa cosa rara de pedirme que siempre limpie mi cuarto. Eso le quitaría.
2. Haría a mi mamá más inteligente, así sabría que mi hermano me pegó primero y no yo.
3. Me gustaría que desaparecieran esos ojos invisibles que tiene atrás de su cabeza..
1. Las mamás no tienen tiempo libre.
2. Si lo oyes de ella, paga cuentas TODO el día...
3. Creo que... trabajar.
¿Qué haría a tu mamá perfecta?
1. Por adentro ya es perfecta, pero afuera creo que un poco de cirugía plástica.
2. Que no me regañara tanto y que me dejara ver más tele.
3. Si supiera jugar fútbol...
¿Si pudieras cambiar algo de tu mamá, que sería?
1. Tiene esa cosa rara de pedirme que siempre limpie mi cuarto. Eso le quitaría.
2. Haría a mi mamá más inteligente, así sabría que mi hermano me pegó primero y no yo.
3. Me gustaría que desaparecieran esos ojos invisibles que tiene atrás de su cabeza..
13 de mayo de 2013
¿Qué es lo que hacen los buenos profesores?
1. No se trata de nosotros, sino de ellos
Los verdaderos profesores deben considerarse a sí mismos como guías que llevan
a los estudiantes en una excursión en donde el punto focal no es el profesor,
sino los estudiantes.
No es bueno llegar a la clase pensando “¿Qué voy a hacer hoy?” sino “¿Qué
van a hacer mis estudiantes hoy?”
2. Estudiemos a nuestros estudiantes
No basta con conocer nuestros materiales. Debemos conocer a las personas a
las que vamos a enseñar, sus talentos, su experiencia previa y sus necesidades.
De otra manera, ¿cómo podemos estar seguros de lo que ellos ya conocen y de lo
que necesitan saber?
Una analogía muy simple es imaginarse que alguien nos pregunta “¿Cómo llego
a…?” Lo primero que debemos preguntar es
“¿En dónde está usted?” Debemos saber el punto de partida de un alumno para
ayudarlo a llegar a su destino. Puede sonar obvio, pero como profesores, a
veces empezamos el viaje y nos olvidamos de preguntar de dónde vienen nuestros
estudiantes.
3. Creemos un ambiente seguro para tomar
riesgos.
Recuerdo cuando estaba enseñando a una de mis hijas a cruzar la calle
cuando tenía cinco años. Siempre le decía: “Tú me dices cuándo podemos cruzar”.
Le daba la mano y esperaba a que ella tomara la decisión y me llevara. Si su
decisión era equivocada, le preguntaba: “¿Estás segura? Mira otra vez”.
Aprender es un acto de vulnerabilidad. Los estudiantes tienen que reconocer
que ellos no saben, tomar riesgos y repensar lo que creían que sabían. Eso
puede ser incómodo e incluso aterrador para algunos y nuestro trabajo como
profesores debe ser el de crear un entorno favorable para que puedan lanzarse
al vacío con la certeza de que la red que pusimos estará allí esperándolos.
Las maestras de preescolar muchas veces colocan cojines en el suelo y se
sientan a la misma “altura” de sus estudiantes, o llenan las paredes del salón
con sus trabajos para hacer que el espacio sea de ellos. El resultado es un
ambiente de aprendizaje seguro para ellos emocional, intelectual y
psicológicamente.
Los estudiantes tienen que saber que pueden confiar en su profesor.
Por eso es importante que sepan que en nuestra aula de clase no existe el
sarcasmo y que nosotros no los vamos a hacer quedar mal ante los demás.
4. Los grandes maestros emanan pasión
La diferencia entre un buen profesor y un gran profesor no es su
experiencia o sus conocimientos. Tiene que ver con su pasión. Pasión por el
tema, pasión por enseñar, pasión por lo que hace. El deseo es contagioso, si el
profesor lo tiene, lo más seguro es que los estudiantes también lo obtendrán.
Lo más importante es tener pasión por lo que se hace y esta debe ser
genuina. Es algo que no se puede simular. Los estudiantes descubren
inmediatamente cuando ponemos un interés sincero y cuando no.
5. Volvámoslo claro, así no podamos volverlo
simple
Uno de los principales atributos de un gran maestro es su habilidad para
desmenuzar ideas complejas y hacerlas entendibles. La esencia de enseñar
y de aprender está en la comunicación. Como profesores debemos estar
permanentemente mejorando nuestras habilidades de comunicación tanto escrita
como oral.
Nuestra labor consiste en ser constantes traductores de conceptos difíciles
a un idioma simple. Somos clarificadores, iluminadores, desempacadores.
Buscamos ejemplos, creamos metáforas, hacemos diagramas: todo lo que sea
necesario para que nuestros estudiantes reciban en forma clara el mensaje. Pero
no debemos sobrepasarnos y querer trivializar todo. Muchas veces el estudiante
necesita bocadillos de conocimiento que le exijan un esfuerzo adicional.
6. Somos líderes y tutores
Los buenos maestros son guías que acompañan y orientan , son firmes, pero no
son rígidos ni autoritarios
7. No temamos ser vulnerables
Para algunos, ser un profesor significa presentarse como la persona que
tiene todas las respuestas. Cualquier signo de vulnerabilidad o de ignorancia
puede significar debilidad. Ese tipo de persona es un pésimo profesor
A veces la mejor respuesta que un profesor puede dar es, “No lo sé”. En vez
de perder credibilidad, se gana la confianza de los estudiantes y esa confianza
es la base de una relación productiva. Todos sabemos que la perfección es una
máscara. Por eso desconfiamos de las personas que se ocultan detrás de la
máscara del sabelotodo. No son honestos con nosotros. Las personas con las que
desarrollamos las más profundas conexiones son aquellas que reconocen sus
limitaciones frente a nosotros.
Reconocer lo que usted no sabe muestra que todavía está aprendiendo, que el
profesor es, en realidad, todavía un estudiante.
8. Enseñemos con el corazón
La mejor enseñanza no sale de fórmulas; es personal. Diferentes personas
enseñan literatura de múltiples maneras porque lo hacen de acuerdo a cómo ellos
son y cómo ven el mundo. Enseñamos lo que somos. El acto de enseñar requiere el
coraje de explorar nuestro propio sentido de identidad.
Si no sabemos quiénes somos, no podemos conocer completamente a nuestros
estudiantes y no podremos conectarnos con ellos. La gente recurre a técnicas
para lograrlo hasta que descubren su propia forma de ser profesor. El músico de
Jazz Charlie Parker lo expresaba muy fácil: “Si no lo vives, no va a salir de
tu trompeta”.
9. Repitamos los puntos importantes
Si usted quiere que sus estudiantes recuerden algo importante, es necesario
que se los diga más de una vez. La primera vez que algo se dice, se escucha. La
segunda vez, se reconoce. Y la tercera vez, se aprende.
El reto está entonces en ser consistente sin volverse predecible o
aburrido. Los mejores maestros mantienen su mensaje fresco utilizando nuevas
formas de expresar los mismos puntos. Hay que ser ingenioso y disfrazar un poco
los temas de manera que la gente piense, “esto no lo había escuchado antes”.
10. Los buenos maestros hacen buenas preguntas
Un profesor efectivo entiende que aprender es explorar lo desconocido y que
tal exploración empieza con formularse las preguntas adecuadas. No se trata de
preguntas disfrazadas de conferencias. No se trata de preguntas de falso o
verdadero que no encienden discusiones acaloradas. Se trata de preguntas que
abren las puertas a más profundos cuestionamientos. “¿Cómo funciona esto?”,
“¿Qué significa esto?” y la pregunta favorita: “¿Por qué?”
Si queremos llegar a lo más profundo de un tema, preguntemos ¿por qué?,
cinco veces, como acostumbran los orientales.
11. No se trata simplemente de transferir
información
Se trata de enseñar a la gente a pensar. Lo último que desearíamos hacer es
pararnos a decirles lo que tienen que hacer, o darles las respuestas que
queremos oír. Los mejores profesores están menos interesados en las respuestas
que en las reflexiones que llevan a ellas.
Lo que los maestros deben ofrecer es un punto de vista enseñable. Lo
importante es cómo ellos miran al mundo, cómo interpretan la información y cómo
resuelven los problemas. Los mejores ayudan a la gente a aprender cómo pensar
por su propia cuenta en vez de indicarles lo que tienen que pensar.
Queremos trabajar un grupo de alumnos que sepan lo que queremos que sepan,
pero al mismo tiempo que se sientan libres de hacer por sí mismos los juicios y
decisiones que la vida les exige. También tenemos que saber cuándo ser libres,
todos, riendas para que la gente no se vuelva dependiente de nosotros.
12. Dejemos de hablar... y empecemos a escuchar
Cuando se trata de enseñar, lo que hacemos es casi tan importante como lo
que decimos. Después de todo, nuestros estudiantes están todo el tiempo
mirándonos. La mejor forma de mostrar que nos interesamos y nos
preocupamos por ellos es escuchándolos. El aprendizaje efectivo es una calle de
doble vía: es un diálogo, no un monólogo.
Después de lanzar una pregunta, los malos profesores llenan el silencio con
su propia voz en vez de esperar una respuesta. En vez de eso, esperemos diez
segundos. Si queremos ser buenos profesores, tenemos que aprender a
no sentirnos incómodos con el silencio. Es en esos momentos de quietud, casi
eternos, en los que tienen lugar las mejores reflexiones. No los interrumpamos.
13. Dejemos que se enseñen mutuamente
Los estudiantes no solamente aprenden de su profesor. También aprenden de
sí mismos y de sus compañeros. Así es como funciona el triángulo del
aprendizaje. Es posible que un estudiante tenga una idea que ninguno había
pensado. Tal vez es algo sobre lo que pueden ampliar la discusión. Es muy
excitante ver a los estudiantes interactuar.
14. Evitemos usar la misma técnica para
todos
Los buenos maestros creen que todos los estudiantes pueden aprender, pero
entienden que cada uno lo hace en forma diferente. Algunos son visuales, otros
captan rápidamente lo abstracto, algunos prefieren leer. Así que tenemos que
adoptar una técnica multidimensional durante las clases.
15. Nunca paremos de enseñar
La enseñanza efectiva se deriva de la calidad de la relación entre el
maestro y el estudiante. No termina cuando suena la campana o cuando se acaba
el día de clase.
…con todo mi cariño y aprecio a todos mis compañeros profesores.
“Un maestro no es el que
muestra el camino a seguir a sus alumnos, sino el que lo recorre día a día con ellos”
Profr. Raúl Hurtado Pérez
3 de mayo de 2013
Mal de amores
Si sientes que se te ha “partido el corazón”, no estás
solo. Casi todo el mundo experimenta el tipo de aflicción que denominamos “mal
de amores” en algún momento de su vida -y algunas personas parecen pasar por
este tipo de experiencias muchas veces en la vida. ¡A veces parece como si
todas esas canciones sobre corazones rotos se hubieran escrito precisamente
para ti y la situación que estás viviendo!
Hay muchas cosas que te pueden provocar “mal de amores” o
que pueden partirte el corazón. Algunas personas experimentan una profunda
tristeza cuando una relación romántica llega a su fin antes de que ellas estén
preparadas. Otras se enamoran de alguien que no siente lo mismo por ellas. O
una persona puede sentir que se le “parte el corazón” cuando un buen amigo
desaparece de su vida.
Aunque las causas pueden ser diferentes, la sensación de
pérdida es la misma -independientemente de que se trate de la pérdida de algo
real o de algo con lo que sólo se había soñado. La gente describe este tipo de
experiencias como un sentimiento de profunda amargura, vacío, y tristeza.
A Cristina, de 17 años, se le partió el corazón cuando
ella y su novio decidieron poner fin a su relación antes de iniciar sus
estudios universitarios en dos universidades que estaban alejadas
geográficamente. Ambos consideraron que una relación a distancia probablemente
no funcionaría con ellos y sabían en lo más hondo de sus corazones que, si estaban
hechos el uno para el otro, encontrarían la forma de volver a estar juntos
cuando completaran sus estudios.
Pero seguía siendo muy duro y sumamente triste tener que
poner fin a una relación de dos años y medio.Aunque los poetas llevan miles de
años escribiendo sobre el mal de amores, cuando te ocurre a ti, lo sientes como
si ninguna otra persona en el mundo se hubiera sentido jamás del mismo modo. Si
te estás recuperando de una experiencia de este tipo, hay cosas que puedes
hacer para aliviar el sufrimiento.
Aquí tienes algunos consejos que te pueden ayudar:
Comparte tus sentimientos. Algunas personas encuentran que el hecho de
compartir sus sentimientos con alguien de confianza -alguien que se haga eco de
lo que están pasando- les ayuda a sentirse mejor. Esto puede implicar expresar
todo lo que sientes, e incluso llorar en el hombro de un buen amigo o familiar
y dejar que éste te consuele.
A otros les ayuda más salir de casa y hacer aquellas
cosas que normalmente disfrutan haciendo, como ir al cine o a un concierto,
para desconectar del sufrimiento. Es posible que la gente, con sus mejores
intenciones, no entienda la profundidad de tus sentimientos e intente animarte
con afirmaciones como “lo superarás” o “ya conocerás a otra persona”.
Probablemente esas personas están intentando ayudarte de
la única forma que saben. Pero, si tienes la sensación de que determinada
persona es incapaz de entender por lo que estás pasando o intenta minimizar tus
sentimientos, habla con alguien que te entienda mejor. Cuídate. Tener partido
el corazón puede ser muy estresante, de modo que no permitas que interfiera con
tu ritmo de sueño: tu cuerpo necesita descansar para reponerse. Duerme mucho,
come alimentos saludables y haz ejercicio regularmente para reducir el estrés y
los sentimientos depresivos, e intente elevar tu autoestima.
Recuerda todas las cosas buenas que tienes. A veces las
personas que tienen partido el corazón se echan las culpas por lo ocurrido.
Pueden ser muy duras consigo mismas, exagerando sus faltas como si hubieran
hecho algo para merecer el sufrimiento que están experimentando. Si te das
cuenta de que te está ocurriendo esto, ¡corta de raíz!
Recuérdate las cualidades que tienes y, si no se te
ocurre ninguna porque el dolor te ofusca la mente, pide a tus amigos que te
ayuden a recordar todas las buenas cualidades que tienes.
Manténte ocupado.
Puede costarte bastante cuando estés sumido en la
tristeza y dominado por el sentimiento de pérdida, pero ayuda mucho. Es un buen
momento para redecorar tu habitación o probar una nueva afición (hobby). Esto
no significa que no debas pensar en lo ocurrido -reflexionar sobre lo que nos
ha sucedido forma parte del proceso de curación – sino que también debes
centrar tu atención en otras cosas.
Date tiempo. Para superar la tristeza hace falta tiempo.
Casi todo el mundo cree que nunca se repondrá completamente, pero el espíritu
humano es sorprendente -y los males de amores casi siempre se curan al cabo de
un tiempo. Pero, ¿cuánto tardarás en superarlo? Eso dependerá de qué fue lo que
te partió el corazón, cómo afrontaste la pérdida y con qué rapidez tiendes a
recuperarte de las experiencias. Recomponer un corazón roto puede costar sólo
unos días o muchas semanas – y a veces incluso meses.
Algunas personas sienten que nunca volverán a ser felices
y se refugian en el alcohol o las drogas. Otros se enfadan muchísimo e intentan
hacerse daño o hacer daño a otras personas. Las personas que empiezan a beber,
a consumir drogas, o a autolesionarse para evadirse de la realidad de la pérdida
pueden creer que están mitigando el dolor, pero se tratará de un alivio
meramente temporal. Esas personas no están afrontando realmente su dolor, sino
tan sólo enmascarándolo, lo que hará que sus sentimientos crezcan en su
interior y, a la larga, prolongará su sufrimiento.
A veces la tristeza es tan profunda -o dura tanto tiempo-
que la persona necesita ayuda profesional para reponerse. Para aquellas
personas que al cabo de unas semanas no se empiezan a encontrar mejor o siguen
estando deprimidas, puede ser de gran ayuda hablar con un profesional de la
salud mental o psicoterapeuta. O sea que ten paciencia contigo mismo y deja que
empiece el proceso de curación.
30 de abril de 2013
Renuncio a ser adulto.
Con la presente, presento mi renuncia a ser adulto.
He decidido aceptar la responsabilidad de tener seis años nuevamente.
·
Quiero
navegar barquitos de papel en un estanque y hacer anillos tirando piedras al
agua.
·
Quiero
pensar que los dulces son mejor que el dinero, pues se pueden comer.
·
Quiero
tener un receso y pintar con acuarelas.
·
Quiero
salir cómodamente de mi casa sin preocuparme cómo luce mi cabello.
·
Quiero
regresar a mi casa, a una comida casera y que alguien corte mi carne.
·
Quiero
recostarme a la sombra de un viejo roble, y vender limonada con mis amigos en
un día caluroso de verano.
·
Quiero
abrazar a mis padres todos los días y enjugar mis lágrimas en sus hombros.
·
Quiero
regresar a los tiempos donde la vida era simple...
Cuando todo lo que sabía eran colores, tablas de sumar y cuentos de
hadas; y eso no me molestaba, porque no sabía que no sabía y no me preocupaba
por no saber.
Cuando todo lo que sabía era ser feliz porque no sabía las cosas que
preocupan y molestan.
Quiero pensar que el mundo es justo. Que todo el mundo es honesto y
bueno.
Quiero pensar que todo es posible.
En algún lugar de mi juventud maduré y aprendí demasiado.
·
Aprendí
de armas nucleares, guerras, prejuicio, hambre y de niños abusados.
·
Aprendí
sobre las mentiras, matrimonios infelices, del sufrimiento, la enfermedad, el
dolor y la muerte.
·
Aprendí
de un mundo donde saben cómo matar y lo hacen.
¿Qué pasó con el tiempo en que pensaba que todo el mundo viviría para
siempre, porque no entendía el concepto de la muerte, excepto cuando perdí a mi
mascota?
Cuando pensaba que lo peor que pasaba era que alguien me quitara mi
pelota de jugar o me escogiera de último para ser su compañero de equipo.
Cuando no necesitaba lentes para leer.
Quiero alejarme de las complejidades de la vida y excitarme nuevamente
con las pequeñas cosas una vez más.
Recuerdo cuando era inocente y pensaba que todo el mundo era feliz
porque yo lo era.
·
Caminaría
de nuevo en la playa pensando solo en la arena entre los dedos de mis pies y la
caracola más bonita que pudiera encontrar sin preocuparme por la erosión y la
contaminación.
·
Pasaría
mis tardes subiendo árboles y montando mi bicicleta hasta llegar al parque, sin
la preocupación de que me secuestren.
·
No me
preocupaba el tiempo, las deudas, o de dónde iba a sacar el dinero para
arreglar el carro.
·
Sólo
pensaría en qué iba a ser cuando grande, sin la preocupación de lograrlo o no.
Quiero vivir simple, nuevamente.
·
No
quiero que mis días sean de computadoras que se inhiben, de la montaña de
papeles en mi escritorio, de noticias deprimentes, ni de cómo sobrevivir unos
días más al mes cuando ya no queda dinero en la chequera.
·
No
quiero que mis días sean de facturas de médicos o medicinas.
·
No
quiero que mis días sean de chismes, enfermedades y la pérdida de seres
queridos.
Quiero creer en el poder de la sonrisa, del abrazo, del apretón de
manos, de la palabra dulce, de la verdad, de la justicia, de la paz, los
sueños, de la imaginación.
Quiero creer en la raza humana y quiero volver a dibujar muñecos en la
arena...
¡Oh, siii! Quiero volver a mis seis años nuevamente... y ya está
decidido.
Autor Desconocido
19 de abril de 2013
13 de enero de 2013
Envejecer es obligatorio, crecer es opcional
Cualquiera consigue quedar más viejo. Eso no exige talento ni habilidad.
Una historia real que sucedió en la Universidad de
Antioquia – Medellín, Colombia
El
primer día de clases en la Universidad, nuestro profesor se presentó a los
alumnos y nos animó a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos
todavía. Me quedé de pie para mirar alrededor cuando una mano suave tocó mi
hombro. Miré para atrás y vi una pequeña señora, viejita y arrugada,
sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser.
Dijo: - "Eh, muchacho... Mi nombre es Rosa. Tengo
ochenta y siete años de edad. ¿Puedo darte un abrazo?"... Me reí y
respondí: - ¡Claro que puede!". Y ella me dio un gigantesco apretón.
"¿Por qué está Ud. en la facultad a su edad?",
pregunté.
Respondió juguetona: - "Estoy aquí para encontrar un
marido rico, casarme, tener un montón de hijos y entonces jubilarme y
viajar".
"Está bromeando", le dije. Yo estaba curioso
por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad; y ella
dijo: "Siempre soñé con tener estudios universitarios, y ahora estoy
teniendo uno!".
Después de clase caminamos hasta el edificio de la
cafetería y compartimos una limonada. Nos hicimos amigos instantáneamente.
Todos los días en los siguientes tres meses teníamos clase juntos y hablábamos
sin parar. Yo quedaba siempre extasiado oyendo a aquella "máquina del
tiempo" compartir su experiencia y sabiduría conmigo. En el curso de un
año, Rosa se volvió un icono en el campus universitario y hacía amigos
fácilmente dondequiera que iba. Adoraba vestirse bien, y se reflejaba en la
atención que le daban los otros estudiantes. Estaba disfrutando la vida...
Al fin del semestre invitamos a Rosa a hablar en nuestro
banquete del equipo de fútbol. Fue presentada y se aproximó al pódium. Cuando
comenzó a leer su charla preparada, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo.
Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente: “Discúlpenme, ¡estoy tan
nerviosa! ...Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden de nuevo, así que
déjenme hablarles sobre aquello que sé". “
Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó:
"No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar".
Existen solamente tres secretos para que continuemos
jóvenes, felices y obteniendo éxito:
- Se necesita reír y encontrar humor en cada día.
- Se necesita tener un sueño, pues cuando éstos se pierden, uno muere... ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan!
- Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer...
Si usted tiene diecinueve años de edad y se queda tirado
en la cama por un año entero sin hacer nada productivo, terminará con veinte
años... Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año y no
hago cosa alguna, quedaré con ochenta y ocho años...
- Cualquiera consigue quedar más viejo. Eso no exige talento ni habilidad. La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en la novedad.
- Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer.
- Las únicas personas que tienen miedo de la muerte son aquellas que tienen remordimientos.
Al fin de ese año, Rosa terminó el último año de la
facultad que comenzó tantos años atrás. Una semana después de recibirse, Rosa
murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos de la facultad
fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que enseñó, a través del
ejemplo, que "nunca es demasiado tarde para ser todo aquello que uno puede
probablemente ser".
"ENVEJECER ES OBLIGATORIO, CRECER ES OPCIONAL"
Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso
y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que
no sabe sonreír a los demás.
Autor: Fuente: Universidad de Antioquia Medellín. Col.
12 de enero de 2013
Nosotros y nuestros hijos.
Era miércoles, 8:00
a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.
- No olviden venir a
la reunión, es obligatoria - fue lo que la maestra escribió en el cuaderno del
niño.
- ¡Pues qué cree la
maestra! ¿Cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella diga? Si
supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m., de aquí
dependía un buen negocio y... ¡tuve que cancelarla!...
Ahí estábamos todos,
papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó
a hablar.
No recuerdo qué
dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ése negocio, probablemente
podríamos comprar una nueva televisión con el dinero que recibiría.
- Juan Rodríguez!...
escuché a lo lejos. ¿No está el papá de Juan Rodríguez? dijo la maestra.
- ¡¡Sí, sí, aquí
estoy!! Contesté pasando a recibir la boleta de mi hijo. Regresé a mi silla y
me dispuse a verla.
- ¿Para esto vine?
¿Qué es esto?...
La boleta estaba
llena de seis y sietes. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola
para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones de mi hijo.
De regreso a la casa
aumentó más mi coraje a la vez que pensaba...., ¡si le doy todo! ¡Nada le falta
¡Ahora sí le va a ir muy mal!...
Me estacioné y salí
del carro, entré a la casa, tiré la puerta y grité: ¡¡¡Ven acá Juan!!!
Juan estaba en su
recámara y corrió a abrazarme. - ¡Papi!...
- ¡Qué papi, ni que
nada!- Lo retiré de mí, me quité el cinturón y lo castigué dos veces, al mismo
tiempo que decía lo que pensaba de él. ¡¡¡¡ Y te me vas a tu cuarto!!! -
terminé.
Juan se fue
llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.
Mi esposa no dijo
nada, solo movió la cabeza negativamente y se fue...
Cuando me fui a
acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó otra vez la libreta de
calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo: Léela despacio
y después toma tu decisión...
Ésta decía así:
Boleta
de calificaciones para el papá:
¡¡¡Él me había puesto seis y sietes, a
mí!!! Yo me hubiese calificado con menos de cinco...
Me levanté y corrí a la habitación de mi
hijo, lo abracé y lloré...Quería regresar el tiempo, pero era imposible...
Juanito abrió sus ojos, aún estaban
hinchados por sus lágrimas, me sonrió, me abrazó y me dijo: ¡te quiero papi!
Cerró sus ojos y se durmió.
¡Qué duro es ver nuestros errores como
padres desde esta perspectiva!....
Démosle el VALOR a lo que realmente es de
valor para nosotros: ¡¡¡Nuestra familia!!!
Hay muchas personas que desean un hijo y
no lo tienen. Dios te dio una familia, apréciala, amala, compréndela.
El
día de mañana el Señor te pedirá cuentas por tu familia y ¿qué le vas a
contestar?
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