2 de octubre de 2024

PERDONA A TU MAMÁ Y PERDONA A TU PAPÁ.


Quizá ahora no lo entiendas, pero cada vez que te lastimaron, te abandonaron, te humillaron te estaban enseñando a ser más fuerte, más independiente, te enseñaron a marcharte de donde no se te quiere más.

Perdona a tu pareja que te engaño, quizá doliera mucho, pero te estaba enseñando a poner límites, a amarte a ti por sobre todos los demás y a serte fiel a ti misma.

Perdona a tu compañera de trabajo, la envidiosa, la que hablo mal de ti, la que te hizo la vida imposible, ella vio en ti algo que nunca podría llegar a ser y te enseño que, incluso en tu peor momento, tu luz brilla tanto que lastima la vista de los demás.

Perdona a tus hijas e hijos por las insolencias, las mentiras, el abandono, te estaban enseñando a soltar tus apegos y a entender que no puedes controlarlo todo, te estaban enseñando a soltar.

Pero sobre todo perdónate a ti, por tu sobrepeso, por no ser la hija, la esposa, la madre perfecta. Perdónate por cada vez que te dejaste vencer por el miedo, perdónate por cada error, pues de no ser por ellos, no serias la persona que eres hoy, créeme, eres maravillosa.

Tu historia es perfecta, tu vida es perfecta y aunque no lo parezca, todo ocurre para enseñarte algo, para crecer.

15 de agosto de 2024

ABUELISMOS


Les comparto este léxico de nuestros abuelos, que usamos también nosotros:

Los "abuelismos" que formaron parte del colorido lenguaje mexicano, hoy olvidado por la generación de cristal. 

Recordemos algunos "abuelismos" que nos acompañaron y nos enseñaron nuestros viejos

Achichincle. Acompañante incondicional, también es un ayudante y adulador.

Achicopalarse. Depresión, agobio, aflicción temporal.

Argüende. Murmuración falsa, chisme, intriga.

Borlote. Escándalo, gritería, desorden, tumulto.

Chicho. Dícese de aquel que se veía, suponía o era muy valiente, sabihondo, bravucón, bueno para los trancazos.

Chochear. Dar el viejazo, comenzar con las conductas seniles.

Cotorrear. Plática bastante animada entre amigos.. 

Chilpayate. Expresión equivalente a niño, chamaco, morrito.

Desconchinflada. Artefacto descompuesto, que ya ni dándole un golpe funciona.

Desguanzada. Que ya dio lo que tenía que dar, que todo está agotado.

El pipirín. Manera de nombrar a la comida, la hora de llenar la muela.

Endilgar. Atribuirle algo desagradable a alguien.

En un de repente. Un imprevisto, algo inesperado, una sorpresa total.

Enyerbado. Brujería con hierbas para atrapar al novio, esposo o amante.

“Gonzalitos” de oficina… Responsable y humilde empleado de gobierno que asume sus obligaciones oficinistas con alegría. Es el abuelo del actual “Godínez”.

Gorrón. Sinvergüenza que nunca paga sus cuentas o coopera para la causa.

Granjear. Hacer méritos para ganarse la voluntad de otros.

Guateque. Fiesta donde se come, bebe y baila alegremente.

Hacer de tripas corazón. Esfuerzo grande, aguantar, seguir de pie y resistiendo.

Itacate. Provisión de comida para el largo camino y que es parte de los alimentos de la fiesta, la reunión, la pachanga.

Mal paso. No resistir a la tentación de la “carne” prenupcialmente.

Me sabe la boca a centavo. Coraje o mal rato que deja una marca desagradable. 

Mitote. Fiesta casera, la palabra proviene del náhuatl mitotl, una danza practicada por los aztecas en la que los participantes se adornaban vistosamente.

Muhina. Rabieta, un enfado, un enojo. Existió el verbo "enmuhinar".

Ni fu ni fa. Indecisión plena, ambigüedad pura, también utilizada para expresar falta de importancia.

Ni yendo a bailar a Chalma. Carencia de toda esperanza para remediar algún mal, es decir, ya valió. Y es que al pueblito ubicado en el estado de México peregrinaban de diferentes lugares  para bailar y obtener favores.

No sé por qué diantres. Frase para suavizar un enojo o una maldición invocando al diablo, pero que lo sustituye utilizando el eufemismo diantres.

Quién quita y… Posibilidad, probabilidad de que suceda, casi casi un volado.

Patatús. Enfermedad emocional y psicosomática empleada para el chantaje, era la palabra de la premonición al mareo y el desmayo por un acto aventurero ajeno.

Pelmas. Abreviatura de pelmazo, lento, poco preocupón, desobligado, flojo, el clásico ai' se va.

Prángana . El sin dinero, sin oficio y sin beneficio, holgazán pues.

Sanseacabó. Expresión enfática que da por terminado un asunto.

Santas Pascuas. Expresión mínima para poner punto final y sin pleitos a un problema.

Soponcio. Mareo de las abuelitas y mamás preocuponas.

Sulfurarse. Exaltarse, cuando la sangre sube a la cabeza.

Tate sosiego. Llamado a permanecer quieto.

Tilico. Flacucho, casi esquelético.

Tirria . Mala voluntad hacia alguien, tirándole al odio.

Traqueteo. Muchas veces el mismo camino y se notan las marcas del tiempo andado.

Vaquetón. Palabra para señalar al “ni-ni” del siglo pasado.

Zangolotearse. Moverse de manera continua y violenta.

Quítame tu Piojero. refiriéndose a una prenda olvidada.

Autor desconocido.

¿Aún las usas ?

1 de agosto de 2024

El regaño de un padre

 


Era un hijo que no le gustaba vivir en casa de su padre, por la constante "irritación" de su parte.

"Sí no vas a usarlo apaga el ventilador"

"La TV está encendida en la sala donde no hay nadie.. ¡Apágala!"

"Cierra la puerta"

"No gastes tanto el agua"

Al hijo no le gustaba que su padre lo molestara por esas pequeñas cosas.

Él tuvo que tolerarlas hasta cierto día en que recibió una invitación para una entrevista de trabajo.

′′Tan pronto como consiga el trabajo, voy a dejar esta ciudad.

No escucharé ni una queja más de mi padre."

Fue lo que pensó.

Cuando salía a la entrevista, el papá le aconsejó: "Responde a las preguntas que se te hagan sin dudar. Incluso si no sabes la respuesta, menciónalo con confianza."

Él le dio más dinero del que realmente necesitaba para asistir a la entrevista.

El hijo llegó al lugar de la entrevista y se dio cuenta de que no había guardias de seguridad en la puerta.

Aunque la puerta estaba abierta hacia afuera, probablemente era una molestia para las personas que pasaban o entraban por ahí.

Él cerró la puerta y entró en la oficina.

En ambos lados del camino, pudo ver hermosas flores, pero el jardinero había dejado la llave abierta y el agua en la manguera no dejaba de correr.

El agua se desbordaba en el camino.

Él levantó la manguera, la cambió de lugar y la puso cerca de otras plantas que la necesitaban.

No había nadie en el área de recepción, sin embargo, había un anuncio donde decía que la entrevista sería en el primer piso.

Subió lentamente las escaleras.

La luz todavía estaba encendida a las 10 am, probablemente desde la noche anterior..

Él recordó la advertencia de su padre:

′′¿Por qué estás saliendo de la sala sin apagar la luz?"

Parecía que podía escucharlo ahora.

Incluso sintiéndose molesto por éste pensamiento buscó el interruptor y apagó la luz.

Arriba, en un gran salón, vio a más personas sentadas, esperando a su vez.

Él miró la cantidad de personas y se preguntó si tenía alguna oportunidad de conseguir el trabajo.

Éntró en el pasillo con algo de nervios y pisó el tapete de "Bienvenida", colocado cerca de la puerta, pero se dió cuenta de que estaba boca abajo.

Enderezó el tapete con algo de irritación.

Los hábitos son difíciles de olvidar.

Él vio que en las filas al frente había muchas personas amontonadas esperando, mientras que las filas de atrás estaban vacías y varios ventiladores estaban funcionando junto a estos asientos.

Él escuchó la voz de su padre de nuevo:

′′¿Por qué los ventiladores están conectados en el área donde no hay nadie?"

Apagó los ventiladores que no eran necesarios y se sentó en una de las sillas vacías.

Vio a muchos hombres entrar a la sala de entrevista y salir inmediatamente por otra puerta.

Así que no había manera de que alguien adivinara lo que se estaba preguntando en la entrevista.

Cuando llegó su turno, él se detuvo ante el entrevistador con cierta preocupación.

El responsable tomó sus papeles y sin mirarlos, preguntó:

- ¿Cuándo puedes empezar a trabajar?

Él pensó :

′′¿Será una pregunta capciosa que se está haciendo en la entrevista o es en serio que me están ofreciendo el trabajo?"

- ¿Qué estás pensando?, -preguntó el jefe-no le hacemos preguntas a nadie aquí, pues creemos que a través de ellas no podremos evaluar las habilidades de alguien.

Por lo tanto, nuestra prueba es evaluar las actitudes de la persona.

Hicimos algunas pruebas basadas en el comportamiento de los candidatos y observamos a todos a través de cámaras de CCTV.

Ninguno de los que vinieron aquí hoy, hizo nada para arreglar la puerta, la manguera, el tapete de bienvenida, apagar los ventiladores o las luces que estaban funcionando inútilmente..

Tú fuiste el único que lo hizo, por eso decidimos seleccionarte para el trabajo, -dijo el jefe-.

Él siempre solía molestarse con la disciplina de su padre, pero hasta ese momento, se dió cuenta de que gracias a ello, consiguió su primer trabajo.

Su irritación e ira por su padre desaparecieron completamente, decidió que llevaría a su padre también al trabajo y regresó a casa feliz.

Todo lo que nuestros padres nos dicen es solo por nuestro bien, deseando un futuro brillante para nosotros.

Para convertirnos en un ser humano de valor, necesitamos aceptar amonestaciones, correcciones y orientación, que eliminen los malos hábitos y comportamientos .

Eso es lo que nuestros padres hacen cuando nos disciplinan.

Nuestro padre es nuestro maestro cuando tenemos cinco años; un "villano" cuando tenemos alrededor de veinte años y una guía toda la vida.

Las madres pueden ir a la casa de sus hijos cuando envejezcan; pero el padre no sabe hacer eso.

No sirve de nada lastimar a tus padres cuando están vivos y lamentar cuando se vayan.

Facebook: Madre, abuela, madre, cuántica

26 de julio de 2024

La maleta


 Un hombre murió repentinamente. Al darse cuenta de que había fallecido, vio que se acercaba Dios, y que llevaba consigo una maleta.

- Dios le dijo: Hijo es hora de irnos.

- El hombre asombrado contesto: ¿Tan pronto?… Pero si aún tenía muchos planes.

- Lo siento, pero es el momento de tu partida.

- ¿Que traes en esa maleta? - Pregunto el hombre.

- Tus pertenencias. - le respondió Dios.

- ¿Mis pertenencias?… ¿Traes todas mis cosas? mi ropa y mi dinero.

- Dios le respondió: Eso nunca te perteneció, eran de la vida.

- ¿Traes mis recuerdos?

- Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.

- ¿Traes mis talentos?

- Esos tampoco te pertenecieron, eran de las circunstancias.

- ¿Traes a mis familiares y amigos?

- Lo siento, ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.

- ¿Traes a mi mujer y a mis hijos?

- Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.

- Entonces ¿traes mi cuerpo?

- No, jamás te perteneció, era de la tierra.

- Pero, sí, traes mi alma.

- No, tampoco fue tuya, era mía.

Entonces, el hombre lleno de miedo le arrebato a Dios la maleta, y al abrirla, se dio cuenta que estaba vacía. Con lágrimas de tristeza brotando de sus ojos, el hombre dijo: - O sea que, nunca tuve nada.

- Así es. - Le dijo Dios - nunca tuviste nada y lo tuviste todo a la vez, ya que cada uno de los momentos que viviste fueron únicamente tuyos y solo tuyos. La vida está hecha de momentos, y jamás uno fue idéntico al otro.

11 de julio de 2024

Ansina

Ansina te quiero

y pos este cariño se dilató,

pero yo lo vide primero que tú,

no hay naiden en el pueblo

que me haiga hecho sentir lo mesmo.

Ansina va la cosa,

ayer te truje munchas flores,

de la orilla del río...

tú me dijistes hace muncho tiempo

que son las que te gustan bien harto.

ayer cuando las recivites vide en tus ojos

el brillo de la luna,,,

así como se mira en la noche ,

cuando voy de regreso al jacal,

y naiden me acompaña...

pero aquí mero en mi pensamiento,

tú vas conmigo.

Ansina te quiero,

como la mañana cuando se asoma el sol,

como la llovizna que moja la tierra,

como el campo que me gusta ver todo el día...

como la muina que tengo si no te miro.

Dizque así es el cariño

un poco rejego...

y se dilata en llegar,

pero tengo harta calma,

yo lo vide llegar primero...

pero tú ya lo vites en mis ojos.

Tomás Caballero, 13 de Abril 2023, México, DAR., México

Nota aclaratoria: Este texto no nos muestra un forma errónea de hablar de nuestros antepasados, sino que en realdad se considera como un español antiguo

BIEN HAIGAN LOS LEIDOS...

Las palabras Haiga, Vistes, Naiden, etc. no son errores gramaticales, ni inexactas, son simplemente formas de hablar que vienen de muy antiguo.

Por lo tanto quienes las aprendieron a usar es porque vienen de poblaciones dónde alguna vez así se habló, era un español antiguo.

Y es triste que mucha gente con títulos universitarios y supuestamente educada tiende a burlarse de quienes aún lo usan; cuando ellos son los primeros que deberían entender es parte de un lenguaje antiguo que muy probablemente sus abuelos, y más allá usaron normalmente.

El libro de donde se extrajo el texto es de Daniel Escorza Rodríguez, investigador y académico del INAH, México y se llama "Ansina se dice, Ansina se escribe: historias e histerias del habla popular". 

——HAIGA, VISTES, NAIDEN

En las ciudades y pueblos de nuestro México todavía hay quienes usan estas palabras en el habla de la vida diaria. A primera vista (o a primer oído) parece una incorrección verbal. Algunas personas con buenas intenciones corrigen con cierta cortesía a los hablantes o escribientes que utili zan estas formas verbales o nominales. Otros, con franca arrogancia y con un dejo petulante afirman tajantes: "no se dice haiga, sino haya". En las redes sociales hay quien hace escarnio de quienes utilizan el "haiga", "hicistes" y otras voces semejantes. Lo cierto es que estas palabras forman parte de lo que en el español conocemos como arcaísmos, es decir, palabras consideradas antiguas y que ya no se utilizan en determinados lugares. Son voces que provienen de la España del siglo XVI, de la época en la que los conquistadores penin sulares llegaron a estas tierras. Son palabras que utilizaban tanto Hernán Cortés como Miguel de Cervantes Saavedra.

Al respecto, el buen amigo Enrique Rivas Paniagua, en su interesante y poco conocido libro Picudos y deslenguados, señala que quien utiliza este tipo de lenguaje "no comete errores gramaticales, no usa formas inexactas, sino antiguas". En efecto, quienes dicen: "dizque es doitor" (dice que es doctor), "ya se dilató" (ya se demoró), "no hay naiden" (no hay nadie), "yo lo vide primero" (yo lo vi primero), "truje muncho maíz" (traje mucho maíz), "ansina va la cosa" (así va la cosa), "¿platicastes con ella?..." (¿platicaste con ella?) no hablan mal español, simplemente hablan como lo hacían antiguamente en España,——

Buen día para todos..,

Publicación original hecha el 13 de Abril 2023

Gracias por su atención y NO AL PLAGIO

6 de julio de 2024

La prueba de los tres filtros de Sócrates

 

En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrarse con el gran filósofo, y le dijo:

– ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?

– Un momento, –respondió Sócrates– antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres filtros.

– ¿Los tres filtros?

– Sí,-continuó Sócrates– antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres filtros. El primer filtro es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad?

– No, sólo lo escuché.

– Muy bien. Así que no sabes si es verdad. Continuamos con el segundo filtro, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?

– ¡Ah, no! Por el contrario.

– Entonces, -cuestionó Sócrates– quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas. Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer filtro, el de la utilidad.

¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo?

– No, en serio.

– Entonces, -concluyó Sócrates– lo que ibas a contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?

Mejoremos nuestra vida y sociedad.

26 de junio de 2024

Si alguien me hubiera dicho...

 

Si alguien me hubiera dicho que iban a crecer tan rápido,  hubiera aguantado más esas noches de desvelo, en la que los abrazaba contra mi pecho para calmar su llanto.

Seguramente hubiera jugado a todo lo que me pedían, aunque hubiera llegado muerto de cansancio del trabjo.

Si tan solo alguien me hubiera avisado habría trabajado menos con tal de estar más a su lado.

Si alguien me hubiera dicho que iban a dejar de necesitarme...

Que iban a aprender a comer solos.

Que ya no me pedirian que les cante canciones inventadas.

Que ya no llorarían en las noches.

Que les daría pena que los besara enfrente de sus amigos.

Los hubiera abrazado más, los hubiera besado más.

Hubiera disfrutado más esos momentos en los que aún pedían estar a mi lado.

Hubiera dejado de regresarlos a su cama esa noches en las que aparecían a mi lado porque les daba miedo estar solos.

Hubiera dejado de escuchar que se iban a acostumbrar a mis brazos si los cargaba mucho.

Hubiera seguido más a mi corazón que a la razón, que a los consejos de los demás.

Juro que si alguien me hubiera dicho que era la última vez que me pedian que los cargara en mis hombros, nunca los habría bajado.

Es verdad...

Ser padre no es fácil.

Pero recuerda:

El tiempo pasa muy rápido y ellos crecerán...

Dejarán de gritar, de correr por toda la casa  y cuando todo este en  silencio total, desearás con toda el alma regresar el tiempo en el que aún eran tus bebés.

-Otra noche de insomnio de Fulano Detal

25 de junio de 2024

Tales de Mileto


Cuenta la leyenda, que al matemático griego Tales de Mileto, se le acercó un filósofo, quien tratando de confundirlo, le hizo 9 preguntas para probar su sabiduría:

1. Qué es lo más antiguo? 

Dios, porque siempre ha existido

2. Qué es lo más bello? 

El universo, porque es obra de Dios.

3. Cuál es la mayor de todas las cosas? 

El espacio, porque contiene todo lo creado

4. Qué es lo más constante?

La esperanza, porque permanece en el hombre, después que lo ha perdido todo.

5. Cuál es la mejor de todas las cosas? 

La virtud, porque sin ello, no existiría nada bueno.

6. Cuál es lo más rápido de todas las cosas? 

El pensamiento, porque en menos de un minuto nos permite volar hasta los confines del universo.

7. Cuál es la más fuerte de todas las cosas? 

La necesidad, porque es con lo que el hombre enfrenta a todos los peligros en la vida.

8. Cuál es la más fácil de todas las cosas? 

Dar consejos.

Por fin, la última pregunta, que dejó atónito al filósofo, quien no logró entender la respuesta de Tales de Mileto.

10. Y cuál es la más difícil de todas las cosas? El sabio respondió: - "Conocerse, a sí mismo".

Un extenso estudio en U.S.A., encontró que la 1a. edad más productiva en la vida del ser humano es entre los 60-70 años de edad. La 2a. etapa más productiva del ser humano es de los 70 a los 80 años de edad. La edad promedio de los ganadores del PREMIO NOBEL es de 62 años. La edad promedio de los presidentes de las compañías prominentes en el mundo es de 63 años. La edad promedio de los pastores de las 100 iglesias más grandes de U.S.A es de 71 años. La edad promedio de los Papas es de 76 años.

Esto nos dice de alguna manera que se ha determinado, que los mejores años de tu vida son entre los 60 y los 80 años.

Un estudio publicado en NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE, encontró que a los 60 años, llegas a la CIMA de tu potencial, y esto continúa hasta los 80. Por lo tanto, si estás entre los 60 -70 o 70-80 estás en el MEJOR nivel de tu vida.

Consuelo de Saint-Exupéry


Consuelo de Saint-Exupéry, de soltera Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña (Armenia, El Salvador; 10 de abril de 1901 - Grasse, Francia; 28 de mayo de 1979), fue una escritora y artista salvadoreña-francesa, esposa del famoso escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry, creador de El principito, mujer controversial considerada por algunos una mujer adelantada a su época y  para otros, una mujer con vocación "puteril" (así dicen los libros). 

Hija de un General dueño de fincas cafetaleras, a los 18 años consigue una beca y se va a Estados Unidos a estudiar inglés; esto dice mucho de ella, ya que salir de su casa en esa época era algo muy mal visto.  Se casa con un militar mexicano, aunque después se supo que solo era un vendedor de pinturas caseras.  

Consuelo decide divorciarse meses antes de que su esposo muriera en un accidente de ferrocarril. 

Viuda y con ganas de comerse al mundo,  llega a México con una carta de recomendación y solicita entrevistarse con José Vasconcelos, si, el mismo que dijo “por mi raza hablará el espíritu”; este personaje la hace esperar por dos horas y cuando al fin la recibe, le dice: “una mujer bonita, joven y viuda no necesita trabajar, puede ganarse la vida con sus encantos”. 

Consuelo insiste en una segunda entrevista y aunque Vasconcelos no le da el empleo, le ayuda para estudiar Derecho, se enamora de ella y tienen un romance de esos con notas de mil colores. 

La lleva a París y conoce al prosista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, quien en su tiempo era considerado el más exitoso escritor latinoamericano. Consuelo lo abandona y se casa con Gómez Carrillo. 

Despechado, Vasconcelos le dedica varias páginas en sus memorias y dice que el romance con el príncipe de los cronistas es debido a la vocación "puteril" de su amada.

Vuelve a quedar viuda pero ahora con mucho dinero, así que bonita, joven, viuda y con mucho dinero, viaja a Buenos Aires a liquidar las propiedades de su difunto marido y ahí conoce a Antoine de Saint Exúpery. Lo de ellos fue amor a primera vista, él la invita a volar y ahí suceden una serie de incidentes pero Consuelo mantiene a raya a Antoine (Creo que ella me ha domesticado, dice Saint Exúpery. ¿Les suena?).  

Se casan en contra de la voluntad de la familia del escritor ya que era odiada por la sociedad francesa por el hecho de ser extranjera, "venida de quien sabe dónde”. En realidad no le perdonaban que una mujer viuda y de origen indígena se ganara el corazón del escritor más famoso de Francia.  La familia Saint Exúpery era terriblemente antisemita y para ellos ese matrimonio era peor aún que casarse con una judía. La única defensora de Consuelo fue su suegra y según sus propias palabras: “si su hijo la amaba, ella la amaba”.

Consuelo y Antoine vivieron 13 años de matrimonio intenso, él con sus frecuentes viajes, el gusto por la vida bohemia y sus múltiples infidelidades (“Vete a ver las rosas, que así comprenderás que la tuya es única en el mundo”. ¿Les vuelve a sonar?). 

Según palabras de ella, ser la esposa de un piloto fue un suplicio, pero serlo de un escritor, fue un verdadero martirio. A pesar de sus peleas siempre estaban al pendiente uno del otro, ella era asmática como "La Rosa" (que tosía) y el Principito la tenía en un capelo para que no le pasara nada. 

La sociedad francesa trató de no relacionar su nombre con el escritor y le propinaron tremendos desaires, y fue hasta hace pocos años que reconocieron que sin su influencia, El Principito no habría sido escrito.

¿Porqué lo llamamos restaurante?

 


En 1765, un mesonero llamado Dossier Boulanger abrió en París una casa de comidas y a la puerta colgó el siguiente letrero:

"Venite ad me vos qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos"

No eran muchos los parisinos que en el año de 1765 sabían leer francés y mucho menos el latín, pero los que podían, sabían que Boulanger, el propietario, decía:

"Venid a mí casa hombres de estómagos cansados que yo los restauraré."

La frase tuvo tal éxito que desde entonces, todas las casas de comidas en el mundo se llaman “restaurantes”. Aparte la deliciosa gastronomía que se hizo famosa en toda Francia, Boulanger deleitaba a sus comensales con deliciosos postres preparados por él mismo y debido a la fama de su repostería Boulanger también es el “culpable” de que en Francia a las panaderías se les llame “boulangeries”.

La palabra restaurante se estableció en breve y los chef de más reputación que hasta entonces sólo habían trabajado para familias privadas, reyes y ministros abrieron también sus propios negocios o fueron contratados por un nuevo grupo de pequeños empresarios: los restauradores.

El término "restaurante" llegó a Estados Unidos en 1794, traída por el refugiado francés de la revolución Jean Baptiste Gilbert Paypalt, este fundó lo que sería el primer restaurante francés en Estados Unidos llamado Julien’s Restorator.

Hay muchas curiosidades en esta historia, una de ella es la “misión de restaurar el ánimo, la sonrisa y la salud” que tienen los que trabajan en un restaurante, es una misión noble, loable especial… ¿hemos pensado en lo especial que es un cocinero de un restaurante? ¿O la cocinera de una soda? ¿O el amable salonero que nos tiene paciencia mientras cambiamos una y otra vez de idea acerca de lo que queremos comer? 

Cada uno de nosotros es especial en lo que hace, si logra comprender lo profundo del aporte de su labor, al bienestar general, un guarda, un conserje, una recepcionista, un operador de teléfonos en un call center… ¿que restauras? ¿A quien ayudas? ¿Que sumas al bienestar, la felicidad y la salud de alguien más?

*En honor de cada cocinera, chef, repostero, Barista, salonera o salonero, que nos llenan de alegría con sus manjares hechos con amor y excelencia.

Tienes la pareja para la que te alcanzó...


En una pareja nadie es víctima de nadie, siempre somos cómplices como aquella frase que dice "aceptamos el amor que creemos merecer"

En la mayoría de los casos es casi una regla que todos se sienten víctimas de las carencias y de los defectos del otro...

Y los terapeutas suelen confrontar con dos preguntas: ¿por qué estás casado con esa persona y por qué sigues con alguien que defines como neurótico y limitado? 

Abróchense los cinturones, que aquí viene la respuesta: es para la que te alcanzó y porque tienes lo que crees que mereces. Si les hubiera alcanzado para más, estarían con alguien valioso, pero, ¿quién les correspondió?

¿Recuerdas la canción que dice: “que la chancla que yo tiro no la vuelvo a lenvantar”. Imagínate casarte con la versión emocional de una chancla. ¿Quién se va a animar a levantarla, un zapato fino y distinguido? Obvio no. ¿Entonces quién? Claro, pues otra chancla...

Las chanclas siempre vienen en pares. Cómo se vería una persona calzando en un pie una chancla y en otro un zapato espectacular. Un poco ridícula, ¿no? Pues lo mismo ocurre con la pareja: resulta impensable ver a un/a cavernícola/histérica/misógino/interesada con una persona sana que se respeta a sí misma...

Quienes no tienen capacidad de autocrítica para reconocer sus propias carencias, se sienten víctimas de los defectos del otro, en quien proyectan su propia “chancludez”. En lugar de utilizar su energía para mejorar, despotrican contra los defectos de la chancla que ven reflejada en el espejo de enfrente y que no es sino su propia imagen. Si la chancla insiste en que merece caminar al lado de una exquisita zapatilla de cristal, se va a llevar una gran desilusión porque su bajo perfil solo le alcanzará para otra chancla...

Esto me recuerda un cuento titulado “La perfección”.

Nasrudin conversaba con un amigo.

-Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?

-Sí pensé-respondió Nasrudin.

-En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda, pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo. Continué viajando y fui a Isfahán. Ahí encontré una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita. Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material.

-¿Y por qué no te casaste con ella?

-¡Ah, compañero mío!, ¡lamentablemente ella también quería un hombre perfecto!

La mujer perfecta es una “princesa”, mientras que el hombre perfecto es un “príncipe”. Nasrudin carecía de capacidad de autocrítica y se creía uno de ellos hasta que apareció una verdadera princesa en su vida que lo enfrentó con la dolorosa realidad: no le alcanzaba para una mujer perfecta porque él no era un hombre perfecto...

EN LUGAR DE IR POR LA VIDA BUSCANDO A LA PERSONA IDEAL, TENEMOS QUE TRABAJAR EN SER LA PERSONA IDEAL: O SEA, EN NUESTRA AUTOESTIMA...

Sin autocrítica no aprendemos nada de la experiencia. Según nosotros, nos separamos porque la pareja no supo hacernos felices. ¿Y luego qué? Decimos que terminamos la relación por culpa de las cucarachas del otro y nos llevamos las nuestras en lugar de preguntarnos qué tuvimos que ver en el fracaso.

En la pareja se forman los valores, la salud emocional y la infraestructura psicológica de los niños. Es el espacio en donde se establece si tendrán una autoestima enorme o raquítica, si crecerán resentidos, desconfiados, inseguros, con envidia, escépticos, temerosos, egoístas (y por lo tanto, con la predisposición a tener poca o nula capacidad de autocrítica) o si tendrán una estructura psicológica llena de seguridad, bondad, generosidad, con un sentido altruista y solidario, una conciencia orientada hacia el bienestar colectivo, una perspectiva humanista y una vocación espiritual.

Si la pareja es una zona de desastre afectiva, no puede generar la integridad emocional de las nuevas generaciones. ¿Te imaginas la maravillosa herencia, la espléndida formación que reciben los hijos que tienen el privilegio de presenciar cómo sus padres resuelven sus diferencias sin ponerse a la defensiva, sin culparse el uno al otro, sin descalificarse mutuamente; que son capaces de reconocer y aceptar -sin que eso los altere- la falla que les corresponde?

Hay que construir una cultura de capacidad autocrítica, para que a todos nos alcance para la pareja que queremos.

A ti para que te alcanzó?...

Descanse en paz


Es triste la noticia, pero, queridos amigos, se ha ido nuestro gran amigo de toda la vida, Don Sentido Común.

Estuvo entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta qué edad tenía, los datos sobre su nacimiento hace mucho que se han perdido entre los vericuetos de la vida y la burocracia. Será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como:

👉 Lo ético como principio básico.

👉 El orden y la limpieza.

👉 La Integridad.

👉 La puntualidad.

👉 La responsabilidad.

👉 El deseo de superación.

👉 El respeto a las leyes y los reglamentos.

👉 El respeto por el derecho de los demás.

👉 Su amor al trabajo.

👉 Su esfuerzo por ahorrar y gastar de acuerdo a las necesidades.

Don Sentido Común vivió bajo cinco simples y eficaces consignas: 

☝ “No gastes más de lo que ganas” .

☝️ "Respeta para que te respeten".

☝️ "Enseña dando el ejemplo".

☝️ "No le hagas a otros, lo que no quieres que te hagan a ti" ,  y... 

☝ “Los adultos están a cargo, no los niños”.

Don Sentido Común perdió terreno cuando algunos padres atacaron a los maestros solo por intentar disciplinar a sus ingobernables hijos, tarea en la que ellos - esos mismos padres- fracasaron; o cuando se confundieron los derechos humanos con no castigar la delincuencia, quitándole autoridad a la justicia y a los funcionarios del orden y la seguridad.

Don Sentido Común perdió el deseo de vivir cuando los medios de comunicación vendieron su pluma al mejor postor, perdiendo la ética y acallando la verdad.

La muerte de Don Sentido Común fue  precedida por:

 - La de sus padres: Verdad y Conciencia

- la de su esposa: Prudencia

- la de su hija: Responsabilidad y 

- La de su hijo: Raciocinio

Le sobreviven sus 3 hermanastros: 

👉 "Sólo reconozco mis derechos"

👉 "Los demás tienen la culpa" y 

👉 "Soy una víctima de la sociedad".

No hubo mucha gente en su funeral, porque muy pocos se enteraron de que se había ido.

Si aún recuerdas a Don Sentido Común, por favor ayuda a que otros lo recuerden. De lo contrario, únete a la mayoría y no hagas nada.

Es por esto mismo que los seres humanos se dividen en 2 bandos:

"Los que aman y construyen"  y   "los que odian y destruyen".

26 de abril de 2024

¡Ponme la cadenita!


En algún hogar del mundo, esa mañana, como todos los días, se escuchaban los gritos alterados de un hombre regañando a su hijo:

-Levántate pronto, lávate la cara, los dientes, péinate, ponte la camisa....

Pero apúrate, tienes que ir a clases. ¿Sabes qué?... Ya no hay tiempo para que desayunes, en el camino tomarás tu jugo, pero no lo vayas a tirar.. 

¿Qué te dije, tonto? Ya te manchaste la camisa. Me tienes harto, nunca aprendiste a hacer bien las cosas.

El chiquillo guardaba silencio, sabía que le podía ir peor. Estaba tan atemorizado que ni siquiera podía decirle "papá".

En la escuela, constantemente era reprendido por su maestra porque se distraía. Siempre pensando por qué no podía ser feliz como los demás niños.

Esa tarde al regresar a casa, sin saber por qué, se atrevió a romper el silencio y dijo:

-Hoy me preguntó la maestra en qué trabajas y no supe qué responder.

Yo entreno perros, dijo el hombre.

-¿Y para qué los entrenas? dijo el niño.

-Los enseño a ser obedientes, a sentarse, a echarse, a quedarse quietos, a brincar obstáculos, a no hacer destrozos, cuidar la casa, cuidar y proteger a los niños, los entreno para trabajar en la policía, en los bomberos, los entreno para rescatar personas, para salvar vidas localizando explosivos y muchas cosas más...

¡Ah! ¡También los entreno para ayudar a caminar a las personas ciegas!

Con mucho interés seguía preguntando:

-¿Y les pagan a los perros por hacer todo eso?

Claro que no, dijo él.

A cambio reciben mucho amor, atención y cuidados de parte de sus dueños o de quienes trabajan con ellos.

- ¿Y cómo logras entrenarlos? 

-Es muy sencillo, dijo. Solamente les pongo una cadenita, los llevo a pasear, camino y platico con ellos y poco a poco les voy enseñando. Cuando no hacen bien los ejercicios los corrijo firmemente pero sin lastimarlos, después los acaricio para que sientan que no estoy enojado con ellos! Pero se necesita mucha paciencia!

El pequeño, muy emocionado, quería salir corriendo y platicarle a sus amiguitos lo que acababa de escuchar, pero de pronto....

con ese gesto infantil, característico y natural que hacen los niños cuando sienten que van a brotar sus lágrimas, levantó su carita inocente y dijo...  

-Ponme la cadenita!

Yo también quiero salir a pasear y platicar contigo, quiero aprender muchas cosas de ti, quiero que me corrijas si lo hago mal y después me acaricies para sentir que no estás enojado conmigo.

A cambio yo seré un niño obediente, no te haré enojar más, no haré destrozos, cuidaré la casa, aprenderÉ a cuidar a las personas, a salvar vidas...

Ah! y si un día tú quedaras ciego, yo te ayudaré a caminar! 

¡Por favor, ponme la cadenita, solo tenme paciencia!

El hombre aquel, estalló en un sollozo profundo que le desgarró el pecho. Y al abrazar a su hijo, sintió que de su corazón salía una cadenita que rápidamente se enlazaba con el corazón de su hijo.

¡Era una cadenita con muchos eslabones de amor, de calor humano, de comprensión y mucha paciencia!

El niño sonrió, se acurrucó en su pecho y dijo: 

¡Gracias, Papá!

"Que todo lo amable, gentil, tolerantes, cariñosos, cuidadosos que podemos ser, lo seamos con los nuestros, hijos, esposo (a) padres, nietos, hermanos, familia, amigos y los que nos rodean y podamos reflejar así el amor  en donde nos movamos".

Español antiguo

 

 

Las palabras Haiga, Vistes, Naiden, entre otras, no son errores gramaticales, ni inexactas, quienes las aprendieron a usar es porque vienen de poblaciones dónde alguna vez así se habló, era un español antiguo.

Ansina ti quero 

y pos este cariño se dilató,

pero yo lo vide primero que tú, 

no hay naiden en el pueblo

que me haiga hecho sentir lo mesmo. 

Ansina va la cosa,

ayer te truje munchas flores,

de la orilla del río...

tú me dijites hace muncho tiempo

que son las que te gustan  bien harto.

ayer cuando las recivites vide en tus ojos

el brillo de la luna,

así como se mira en la noche ,

cuando voy de regreso al jacal,

y naiden me acompaña...

pero aquí mero en mi pensamiento,

tú andas conmigo.

   Ansina te quiero,

como la mañana cuando se asoma el sol,

como la llovizna que moja la tierra,

como el campo que me gusta ver todo el día...

como la muina que tengo si no te miro. 

   Dizque así es el cariño

un poco rejego...

y se dilata en llegar,

pero tengo harta calma,

yo lo vide llegar primero...

pero tú ya lo vites en mis ojos.

BIEN HAIGAN LOS LEIDOS...

Las palabras Haiga, Vistes, Naiden, etc. no son errores gramaticales, ni inexactas, son 2 “Ansina se dice, Ansina se escribe: historias e histerias del habla popular”

Texto de las imágenes 

El autor es Daniel Escorza Rodríguez, investigador y académico del INAH, México.

23 de abril de 2024

¡Nunca subestimes a nadie!

 

Una mujer con un vestido de algodón barato y su esposo vestido con un humilde traje, se bajaron del tren en Boston y caminaron tímidamente (sin tener una cita), a la oficina de la secretaria del Presidente de la Universidad de Harvard.

La secretaria adivinó en un momento que esos campesinos venidos de los bosques, no tenían nada que hacer en Harvard.

- Desearíamos ver al presidente, dijo suavemente el hombre.

- El está ocupado, contestó la secretaria.

- Esperaremos, replicó la mujer. Por horas la secretaria los ignoró esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera, pero ellos no lo hicieron y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.

- Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos se irán, dijo la secretaria al Presidente de la Universidad. El hizo una mueca de desagrado pero aceptó, alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de gente con vestidos y trajes baratos. Sin embargo el presidente con el ceño áspero, pero con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.

La mujer le dijo:

- Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año, el amaba a Harvard y era feliz aquí, pero hace un año murió en un accidente. Mi esposo y yo deseamos levantar algo en alguna parte del campus que sea en memoria de nuestro hijo.

El presidente no se interesó y dijo:

- Señora, no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca, si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.

- Oh no, explicó la mujer rápidamente:

No deseamos erigir una estatua, pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard.

El presidente entornó sus ojos, echó una mirada al vestido y al traje barato de la pareja y entonces exclamó:

- ¡Un edificio!, ¿tienen alguna remota idea de cuánto cuesta un edificio?, hemos gastado más de 7.5 millones de dólares en los edificios aquí en Harvard!. Por un momento la mujer quedó en silencio y el presidente estaba feliz porque tal vez se podría deshacer de ellos ahora.

La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente:

- ¿Tan poco cuesta iniciar una Universidad?, ¿por qué no iniciamos la nuestra?. Entonces su esposo aceptó y el rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto. El sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto California, donde establecieron la Universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó.

La Universidad "Leland Stanford Junior" fue inaugurada en 1891, en Palo Alto. "Junior" porque era en honor al fallecido hijo del rico terrateniente. Ése fue su "memorial" y hoy en día la Universidad de Stanford es la número uno del mundo, por arriba de Harvard.

Qué fácil es JUZGAR por apariencias y qué fácil es equivocarse al... ¡JUZGAR por apariencias!

8 de abril de 2024

Mi perro y yo

 

Me encantó... 

“Pregunta: ¿Por qué los perros viven menos que la gente?

Aquí está la respuesta:

Como veterinario, me llamaron para examinar a un perro de 13 años llamado Batuta.

La familia esperaba un milagro.

Examiné a Batuta y descubrí que estaba muriendo de cáncer y que no podía hacer nada...

Batuta estaba rodeado por su familia.

El niño Pedro parecía tan tranquilo, acariciando al perro por última vez, y me preguntaba si entendía lo que estaba pasando. En pocos minutos, Batuta cayó pacíficamente en un sueño para no despertar nunca más.

El niño parecía aceptarlo sin dificultad.

Oí a la mamá preguntándose ;- Por qué la vida de los perros es más corta que la de los seres humanos?

Pedro dijo: ′′ Sé por qué."

La explicación del niño cambió mi forma de ver la vida.

Él dijo :-" La gente viene al mundo para aprender a vivir una buena vida, como amar a los demás todo el tiempo y ser buena persona, eh?! Como los perros ya nacen sabiendo hacer todo esto, no tienen que vivir por tanto tiempo como nosotros." Entendido?

La moraleja de la historia:

Si un perro fuera tu maestro, aprenderías cosas como:

* Cuando tus seres queridos lleguen a casa, siempre corre para saludarlos.

* Nunca dejes pasar la oportunidad para salir a pasear.

* Permite que la experiencia del aire fresco y del viento en tu cara sea de puro éxtasis!

* Toma siestas, descansa.

* Estírate bien antes de levantarte.

* Corre, salta y juega diariamente.

* Evita ′′ morder ′′ cuando con solo un gruñido sería suficiente.

* En un clima muy caliente, bebe mucha agua y acuéstate bajo la sombra de un árbol frondoso.

* Cuando estés feliz, baila moviendo todo tu cuerpo.

* Disfruta de las cosas simples, de una larga caminata.

* Sé fiel.

* Nunca pretendas ser algo que no eres. Se auténtico!

* Si lo que quieres, está ′′enterrado ", búscalo, persiste hasta encontrarlo.

* Y nunca olvides:

Cuando alguien esté teniendo un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente hazlo sentir que estás allí.”

19 de mayo de 2023

Cuando yo era niño...


Cuando yo era niño, las clases comenzaban en Septiembre descansábamos en Semana Santa, Navidad y año Nuevo y el año Escolar terminaba en Junio. Había algo raro también, los maestros no se enfermaban no recuerdo que los maestros faltaran dos días seguidos.

Si el maestro te regañaba, no te convenía decir nada en tu casa porque seguro te volvían a regañar y de paso un castigo.

Ni la lluvia impedía faltar al colegio, porque era como tu segunda casa, daban ganas de ir. (Y regresar a casa empapado de agua de lluvia era un gran placer)

El maestro se le respetaba, era como si te regañaran tus propios padres.

Los recreos eran divertidos, nadie andaba pensando en hacer cosas indebidas. Los maestros tomaban café en la cafetería y nos cuidaban en el patio.

Era un honor llevar y traer los libros del profesor, buscar el mapamundi en la dirección o biblioteca, pedir tizas o tocar el timbre. Cuando nos daban la carpeta de asistencia de maestros para llevarlo a los salones era un verdadero honor. Si pedíamos permiso una vez para ir al baño teníamos que volver a la mayor rapidez posible. Nos turnabamos para borrar el pizarrón y sacudir los borradores y también era un honor llegar temprano.

Que honor tan grande cuando estabas en formación en los honores a la Bandera y que mencionaran tu nombre para salir al frente y que te colocaran la banderita. Qué alegría enorme era contarle a Mamá "izamos bandera " y llegar con la bandera colgada con un ganchito puesta en la camisa.

Jugar pelota , saltar la cuerda , el quemado, al trompo, canicas, tomar distancia en la fila...

Nos enseñaban que Colón descubrió América y que Miguel Hidalgo fué el Libertador... era un reto aprender sobre la historia de Méxicoy el mundo... Hoy muchos jóvenes no saben ni el significado de la palabra "bicentenario"....

No sé cuándo aprender historia, pasó a un segundo plano, no sé cuándo los maestros comenzaron a enfermar para necesitar un remplazo y el remplazo otro suplente...

Desde cuándo los padres golpean a los maestros o desde cuándo los mismos alumnos sacan su furia contra ellos.

Cuándo fue que revisar las cabezas, el corte de cabello, uñas, ausencia de maquillaje en las niñas, el largo de la falda y el estado del uniforme en general, pasó de ser un acto de salubridad a una discriminaciónla.

Cuándo un acto patrio sólo fue un feriado... No sé cuando se perdió la escuela como institución, cuándo se perdieron los valores, el respeto a los maestros como ejecutores de enseñanza.

Si esto es el progreso... perdón señores, pero si esto es progreso, que atrasados andamos.

Tomado de una publicación en Facebook, autor desconocido

13 de mayo de 2023

"Leticia, piojos y cuentos"


"LETICIA, PIOJOS Y CUENTOS"
 
Leticia fue mi alumna en la escuela "Justo Sierra", en plena sierra. Tenía once años de edad.

Once años conociendo las carencias y la mugre de la vida.

Siempre con la misma ropa, heredada por una tradicional necesidad familiar.

Once años batallando con los bichos de día y de noche.

Con una nariz que como vela escurría todo el tiempo.

Con el pelo largo y descolorido sirviendo de tobogán a los piojos.

Aun así, era de las primeras en llegar a la escuela.

Tal vez iba por los momentos necesarios para soñar que era lo que no; aunque enfrentara el rechazo y el asco de los demás.

A la hora del trabajo en equipo nadie la quería.

No dieron la oportunidad para demostrar qué tan inteligente era: el repudio fue lo que Leticia conoció.

Me desconcertaba el hecho de ver que algunos varones con características semejantes a las de Leticia eran aceptados por el resto de las niñas y los niños, pero no ocurría lo mismo con Leticia y las niñas.

A mí solo se me ocurría hacer recomendaciones que nunca fueron atendidas.

En ese tiempo me preguntaba:

¿De qué sirve leer cuentos a esos niños que no han comido?;

¿serviría de algo alimentarlos con fantasías?

Yo creía que sí, pero no sabía hasta dónde.

Constantemente les brindaba relatos, sobre todo en la mágica hora de lecturas, dos veces por semana.

Un día conté "La Cenicienta" y cuando llegué a la parte en que el hada madrina transformó a la jovencita andrajosa en una bella señorita de vestido vaporoso y zapatillas de cristal, Leticia aplaudió frenéticamente el milagro realizado.

Había una súplica en su rostro que provocó la burla de los que no tenían la misma capacidad ni la misma necesidad de soñar.

Esta vez hubo recomendaciones y regaños.

En otra ocasión, pregunté a mis alumnas y alumnos: ¿Qué quieren ser cuando sean grandes?

Y el cofre de sus deseos se abrió ante mí: alguien quería ser astronauta, aunque al pueblo ni el autobús llegaba; otros querían ser maestros, artistas o soldados.

Cuando le tocó el turno a Leticia, se levantó y con voz firme dijo:

“¡Yo quiero ser doctora!"

y una carcajada insolente se escuchó en el salón.

Apenada, se deslizó en su banca invocando al hada madrina que no llegó.

Mi labor en esa escuela terminó junto con el año escolar.

La vida siguió su curso.

Después de quince años, regresé por esos rumbos, ya con mi nombramiento de base.

Hasta entonces encontré algunas respuestas y otras preguntas.

Las buenas noticias me abordaron en autobús, antes de llegar al crucero donde trasbordan los pasajeros que van al otro poblado.

Llegaron en la presencia de una señorita vestida de blanco.

-¡Usted es el maestro Víctor Manuel!... , ¡usted fue mi maestro! _me dijo_ sorprendida y sonriente.

El que podía encantar serpientes con las historias que contaba.

Halagado, contesté:

_Ese mero soy yo.

_¿No me recuerda, maestro? _Preguntó, y continuó diciendo con la misma voz firme de otro tiempo- yo soy Leticia ... y soy doctora ...

Mis recuerdos se atropellaban para reconstruir la imagen de aquella chiquilla que en otro tiempo nadie quería tener cerca.

Se bajó en el crucero dejando, como La Cenicienta, la huella de sus zapatillas en el estribo del autobús...

Y a mi con mil preguntas.

Todavía alcanzó a decirme: - Trabajo en Parral... búsqueme en la clínica tal... y se fue…

Un día fui a la clínica que me dijo y no la encontré.

No la conocían ni la enfermera ni el conserje.

¡Era demasiada belleza para ser verdad!

"Los cuentos son bellos pero no dejan de ser cuentos", me lamentaba.

Arrepentido de haber ido, y casi derrotado, encontré a la directora de la clínica y hablé con ella.

Lo que me dijo, revivió mi fe en la gente y en la literatura:

_La doctora Leticia trabajaba aquí _me contó_.

Es muy humana y tiene mucho amor por los pacientes, sobre todo con los más necesitados.

_Esa es la persona que yo busco _asi grité.

_Pero ya no está con nosotros _dijo la directora.

_¿Se murió? _Pregunté ansioso.

_NO, COMO CREE, La doctora Leticia solicitó una beca para especializarse y la ganó... ahora está en Italia.

Leticia sigue aprendiendo más y enseñando sus secretos para luchar.

Yo sigo queriendo saber hasta dónde llega el poder de las palabras; ¿Cuál es el sortilegio para encantar a las serpientes que jalan a los descobijados?; como profesor, ¿qué puedo hacer para equilibrar la balanza de la justicia social ante casos parecidos?; ¿Cuándo empezó el despegue de los sueños de Leticia en cuanto al resto de sus compañeras y compañeros?; ¿Dónde radica la fortaleza de las mujeres que superan cualquier expectativa?

Ya no quiero ser el maestro de Leticia: Ahora quiero aprender.

Quiero que me enseñe cómo evoluciona una oruga hasta convertirse en ángel y, sobre todo, quiero descubrir, ¿Cuál fue la varita mágica que la convirtió en la princesa del cuento?

El maravilloso poder de las palabras.

Tomado de Leyendas & Mitos

6 de marzo de 2021

¡¡¡ UN PAPÁ!!!


El padre casi siempre es invisible, casi, por que siempre como un súper héroe aparece cuando más lo necesitas, cuando sientes que ya no puedes, cuando lloras, cuando sientes que el mundo se te viene abajo, llega ese viejo gruñón con mil defectos y te dice con una sonrisa y una palmada en tu hombro tranquilo todo saldrá bien, un padre no es perfecto, por que es humano, que se cansa, se equivoca, se le olvidan las cosas, las fechas de nacimiento, pero un padre siempre preferirá que coman todos en su casa antes que él, tal vez se enoje contigo pero espera con ansias que amanezca y recibir un hola papá, cómo estas? ya comiste?

En las peores circunstancias siempre tu padre estará allí para dar su vida por todos sus hijos.
(Publicado por Marcelo Gómez).

CUANDO LOS PADRES ENVEJECEN

 

Déjalos envejecer con el mismo amor que ellos te dejaron crecer ... déjalos hablar y contar repetidas veces historias con la misma paciencia e interés que ellos escucharon las tuyas cuando eras niño ... déjalos vencer, como tantas veces ellos te dejaron ganar .... déjalos disfrutar de sus amigos, de las charlas con sus nietos ... déjalos gozar viviendo entre los objetos que lo han acompañado por mucho tiempo, pues sufren sintiendo que le arrancas pedazos de su vida ... déjalos equivocarse, como tantas veces te has equivocado tu ... DEJALOS VIVIR y procura hacerlos felices el último tramo del camino que les falta por recorrer, del mismo modo que ellos te dieron su mano cuando iniciabas el tuyo !!

22 de febrero de 2021

CUANDO SE CIERRA LA CASA DE LOS ABUELOS


Uno de los momentos más tristes de nuestras vidas llega cuando se cierra para siempre la puerta de la casa de los abuelos , y es que, al cerrarse esa puerta, damos por finalizados los encuentros con todos los miembros de la familia, que en ocasiones especiales cuando se juntan, enaltecen los apellidos, como si de una familia real se tratase, y llevados siempre por el amor a los abuelos, cual bandera.

Ni siquiera hace falta salir a la calle, estar en la casa de los abuelos es lo que toda la familia necesitaba para ser feliz.

Los reencuentros en navidad, regados con el olor a pintura fresca cual incienso, comida y música de charros al fondo, las tertulias a la sombra de la bugambilia, que cada año que llegan piensas si será la última vez... Cuesta aceptar que esto tenga fecha límite, que algún día todo estará cubierto de polvo o derrumbado y las risas serán un recuerdo ido de tal vez tiempos mejores.

El año pasa mientras esperas estos momentos, y sin darnos cuenta, pasamos de ser niños abriendo regalos, a sentarnos junto a los adultos en la misma mesa, jugando desde el postre del almuerzo, hasta el cafecito de la cena, porque cuando se está en familia, el tiempo no pasa y ese café es sagrado.

Las casas de los abuelos siempre están llenas de sillas, nunca se sabe si un primo traerá a la novia, o a un amigo o al vecino, porque aquí todo el mundo es bienvenido. Siempre habrá una ollita con café, o alguien dispuesto a hacerlo.

Saludas a la gente que pasa por la puerta, aunque sean desconocidos, porque la gente de la calle de tus abuelos es tu gente, es tu pueblo.

Cerrar la casa de los abuelos , es decir adiós a las canciones y dichos de la abuela y a los consejos del abuelo, al dinero que te dan a escondidas de tus padres como si de una ilegalidad se tratase, a llorar de risa por cualquier tontería, o a llorar por la pena de los que se fueron demasiado pronto. Es despedirse de la emoción de llegar a la cocina y destapar las ollas, y disfrutar el plato de ese día.

Así que, si algún día tienes la oportunidad de llamar a la puerta de esa casa y que alguien te abra desde dentro, debes aprovecharla cada vez que puedas, porque entrar ahí es imaginar ver a tus abuelos, a tus tíos, o a tus viejos, sentados esperando para darte un abrazo y consentirte, es sentir la sensación más maravillosa que puedas tener en la vida.

Si resulta que ahora nos toca ser abuelos, y ya nuestros padres no están, nunca perdamos la oportunidad de abrir las puertas a nuestros hijos y nuestros nietos y celebrar con ellos el don de la familia, porque solo en la familia es donde los hijos y los nietos encontrarán el espacio oportuno para vivir el misterio del amor a los más cercanos y a los que les rodean.

Disfruten y aprovechen la casa de los abuelos mientras puedan, pues llegará un momento en que, en la soledad de sus paredes y rincones si cierras los ojos y te concentras, podrás escuchar tal vez el eco de las risas, el griterío de los chicos jugando en el patio, o un llanto atrapado en el tiempo, y al abrirlos de nuevo, la nostalgia te atrapará, y te preguntarás, ¿porqué se fue todo tan deprisa? Y será doloroso descubrir que no todo eso se fue, sólo que lo dejamos ir...

29 de septiembre de 2018

La anciana de las semillas



Un hombre cogía cada día el autobús para ir al trabajo. Una parada después, una anciana subía al autobús y se sentaba al lado de la ventana. La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana. Siempre hacía lo mismo y un día, intrigado, el hombre le preguntó qué era lo que tiraba por la ventana.

- ¡Son semillas! - le dijo la anciana.

- ¿Semillas? ¿Semillas de qué?

- De flores, es que miro afuera y está todo vacío... Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que sería bonito?.

- Pero las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los coches, se las comen los pájaros... ¿Cree que sus semillas germinarán al lado del camino?

- Seguro que sí. Aunque algunas se pierdan, algunas acabarán en la cuneta y, con el tiempo, brotarán.

- Pero... Tardarán en crecer, necesitan agua...

- Yo hago lo que puedo hacer. ¡Ya vendrán los días de lluvia!

La anciana siguió con su trabajo...

Y el hombre bajó del autobús para ir a trabajar, pensando que la anciana había perdido un poco la cabeza.

Unos meses después... yendo al trabajo, el hombre, al mirar por la ventana, vio todo el camino lleno de flores... ¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje! Se acordó de la anciana, pero hacía días que no la había visto. Preguntó al conductor:

- ¿Qué hay de la anciana de las semillas?

- Pues, ya hace un mes que murió.

El hombre volvió a su asiento y siguió mirando el paisaje.

- Las flores han brotado, se dijo, pero ¿de qué le ha servido su trabajo?. No ha podido ver su obra.

De repente, oyó la risa de una niña pequeña que señalaba entusiasmada las flores...

- ¡Mira papá! ¡Mira cuantas flores!

La anciana de nuestra historia había hecho su trabajo y dejó su herencia a todos los que la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y ser más felices.

Dicen que aquel hombre, desde aquel día, hace el viaje de casa al trabajo con una bolsa de semillas.

Está reflexión, está dedicada a todos aquellos maestros, educadores, profesionales de la enseñanza, que, hoy, más que nunca, no pueden ver cómo crecen las semillas plantadas, las esperanzas sembradas en el corazón, sobretodo, de los adolescentes que llenan sus clases.

Y como los padres son, o deberían ser, los grandes educadores, también está dedicada a ellos.

Porque... Educar es enseñar caminos.

5 de julio de 2016

LA PREOCUPACIÓN





La marcha iba llegando a Bellas Artes cuando un contingente de policías la “encapsuló”. De inmediato los granaderos levantaron los escudos y cerraron las filas. Los maestros se detuvieron y empezaron a corear consignas.

Aprovechando que la marcha se detenía una reportera se acercó a un maestro asoleado que tomaba un poco de agua de una botella.

—¿Le puedo hacer una pregunta? —le dijo.

—Claro que sí —respondió el maestro quitándose el sombrero y secándose el sudor de la frente con un paliacate rojo.

— ¿Acaso no le preocupa que los niños se queden sin clases? Ellos no tienen la culpa de nada.

El maestro tomó otro traguito de agua de la botella y le respondió.

—Sí, señorita. Me preocupa mucho que se queden sin clases.

—Pero es que con tantas marchas y paros los niños se quedan sin clases.

—Claro que me preocupa que se queden sin clases. Pero también me preocupa que se queden sin escuelas, sin educación, sin cupo en las universidades, sin empleo y sin futuro.

Me preocupa ver a mis alumnos, jóvenes y fuertes, vendiendo discos piratas en las calles sin que nadie les pregunte si ya comieron. Me preocupa verlos en el desempleo como millones de mexicanos, me preocupo mucho cuando atraviesan el desierto de Arizona a 50 grados con una triste botellita de agua para buscar el trabajo que aquí se les niega. Me preocupa que mis alumnas se embaracen a los 16 años porque no tienen más perspectivas en la vida que emplearse de cajeras en el Wallmart por el salario mínimo.

Me preocupa mucho ver a mis alumnos asaltando los micros o poniendo una narcotiendita o en las garras de los vicios porque el gobierno invierte más en operativos contra los maestros que en educación. Me preocupa ver a mis alumnas vendiendo sopes y productos de belleza mientras el presidente vive en una casa de 7 millones de dólares y viaja en un avión de 7200 millones de pesos.

Me preocupa que cuando mis alumnos se enferman tienen que formarse para sacar ficha en la madrugada, que no hay medicinas, que les dan cita tres meses después, que seis meses después pueden ver a un especialista y que les cambian cinco veces la fecha de la operación, hasta que se mueren porque solo tienen para una consulta con el doctor Simi. Me preocupa que cuando quieren formar pareja vivan de arrimados con sus padres, y que solo puedan aspirar a tener un pantalón pirata, un vestido pirata, una vida pirata.

Me preocupa y mucho, que López Dóriga, Adela Micha, Ciro Gómez Leyva les digan a quien deben odiar y a quien deben querer y que, en lugar de leer “Cien años de Soledad” crean a pie juntillas lo que dice la Rosa de Guadalupe o lo que Callamos las mujeres. Me preocupa que en tiempos de elecciones vendan su voto por una miserable despensa o por unos pesos que les quitan el hambre un día pero que los condenan a ser pobres toda la vida. Me preocupa que cuando lleguen a funcionarios o diputados, en lugar de defender a su pueblo, vendan su conciencia y voten a favor de entregar las riquezas nacionales a los extranjeros o que voten la Reforma Educativa o la reforma laboral que acabó con la jornada de 8 horas, el aguinaldo, el reparto de utilidades y convirtió en esclavos de los patrones a los trabajadores.

Me preocupa que me quieran evaluar con un examen de opción múltiple vigilado por el ejército y no sepan que trabajo en una escuela sin agua en los baños, sin pupitres, con alumnos que van sin desayunar o con las mochilas atiborradas de productos chatarra. Me preocupa que nunca uno de mis alumnos haya llegado a secretario de educación porque ese puesto está reservado para los amigos del presidente y para tecnócratas que en su vida han pisado la escuela Nicolás Bravo del Valle de Toluca donde las calles son de tierra y cuando llueve son de lodo. Me preocupa que con las modificaciones a la ley que aprobaron priístas, panrredistas, verdes, ecologistas cuando tengan 70 años solo puedan aspirar a una pensión de 1500 pesos mensuales. Me preocupa que lloren cuando la selección de futbol pierde 7-0 pero que les valga madre cuando el gobierno asesina a los estudiantes, a los maestros, a los luchadores sociales. Me preocupa cuando los veo dormidos en los camiones o en el metro porque tardan dos horas en llegar al trabajo o a su casa. Me preocupa que día a día coman peor porque día a día la comida sube de precio y el kilo de tortillas cueste 12 pesos y los políticos, que gana cien mil pesos mensuales, digan que el país crece y que tenemos la mejor infraestructura y que los inversionistas extranjeros están contentísimos.

Y tanto me preocupa que no tengan clases mis alumnos que lucho porque tengan otra clase de vida, otra clase de servicio médico, otra clase de justicia, otra clase de política, otra clase de salario, otra clase de país… Y otra clase de futuro…

Como verá, señorita. Me preocupan mucho, muchísimo mis alumnos. Por eso lucho.

15 de junio de 2016

ESCRIBIÓ CARLOS FUENTES


“Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre”. Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso. Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar. Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos. Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda tomar sus medicamentos. Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz. Todo hijo es el padre de la muerte de su padre. Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres. La primera transformación ocurre en el cuarto de baño. Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera. La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el “destemplamiento de las aguas”. Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos ningún momento. La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas. Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros? Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día. Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos. En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento: Deja que te ayude. Reunió fuerzas y tomó por primera vez a su padre en su regazo. Colocó la cara de su padre contra su pecho. Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil, tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable. Meciendo a su padre de un lado al otro. Acariciando a su padre. Calmando él a su padre. Y decía en voz baja:

- ¡Estoy aquí, estoy aquí, papá! “Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí”.

Largo... hondo... reflexivo.

Ojala puedan compartirlo a sus familias. Una necesaria reflexión.!

26 de marzo de 2016

Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos



Estimable señor:

Como he pagado a usted tranquilamente el dinero que me cobró por reparar mis zapatos, le va a extrañar sin duda la carta que me veo precisado a dirigirle.

En un principio no me di cuenta del desastre ocurrido. Recibí mis zapatos muy contento, augurándoles una larga vida, satisfecho por la economía que acababa de realizar: por unos cuantos pesos, un nuevo par de calzado. (Éstas fueron precisamente sus palabras y puedo repetirlas.)

Pero mi entusiasmo se acabó muy pronto. Llegado a casa examiné detenidamente mis zapatos. Los encontré un poco deformes, un tanto duros y resecos. No quise conceder mayor importancia a esta metamorfosis. Soy razonable. Unos zapatos remontados tienen algo de extraño, ofrecen una nueva fisonomía, casi siempre deprimente.

Aquí es preciso recordar que mis zapatos no se hallaban completamente arruinados. Usted mismo les dedicó frases elogiosas por la calidad de sus materiales y por su perfecta hechura. Hasta puso muy alto su marca de fábrica. Me prometió, en suma, un calzado flamante.

Pues bien: no pude esperar hasta el día siguiente y me descalcé para comprobar sus promesas. Y aquí estoy, con los pies doloridos, dirigiendo a usted una carta, en lugar de transferirle las palabras violentas que suscitaron mis esfuerzos infructuosos.

Mis pies no pudieron entrar en los zapatos. Como los de todas las personas, mis pies están hechos de una materia blanda y sensible. Me encontré ante unos zapatos de hierro. No sé cómo ni con qué artes se las arregló usted para dejar mis zapatos inservibles. Allí están, en un rincón, guiñándome burlonamente con sus puntas torcidas.

Cuando todos mis esfuerzos fallaron, me puse a considerar cuidadosamente el trabajo que usted había realizado. Debo advertir a usted que carezco de toda instrucción en materia de calzado. Lo único que sé es que hay zapatos que me han hecho sufrir, y otros, en cambio, que recuerdo con ternura: así de suaves y flexibles eran.

Los que le di a componer eran unos zapatos admirables que me habían servido fielmente durante muchos meses. Mis pies se hallaban en ellos como pez en el agua. Más que zapatos, parecían ser parte de mi propio cuerpo, una especie de envoltura protectora que daba a mi paso firmeza y seguridad. Su piel era en realidad una piel mía, saludable y resistente. Sólo que daban ya muestras de fatiga. Las suelas sobre todo: unos amplios y profundos adelgazamientos me hicieron ver que los zapatos se iban haciendo extraños a mi persona, que se acababan. Cuando se los llevé a usted, iban ya a dejar ver los calcetines.

También habría que decir algo acerca de los tacones: piso defectuosamente, y los tacones mostraban huellas demasiado claras de este antiguo vicio que no he podido corregir.

Quise, con espíritu ambicioso, prolongar la vida de mis zapatos. Esta ambición no me parece censurable: al contrario, es señal de modestia y entraña una cierta humildad. En vez de tirar mis zapatos, estuve dispuesto a usarlos durante una segunda época, menos brillante y lujosa que la primera. Además, esta costumbre que tenemos las personas modestas de renovar el calzado es, si no me equivoco, el modus vivendi de las personas como usted.

Debo decir que del examen que practiqué a su trabajo de reparación he sacado muy feas conclusiones. Por ejemplo, la de que usted no ama su oficio. Si usted, dejando aparte todo resentimiento, viene a mi casa y se pone a contemplar mis zapatos, ha de darme toda la razón. Mire usted qué costuras: ni un ciego podía haberlas hecho tan mal. La piel está cortada con inexplicable descuido: los bordes de las suelas son irregulares y ofrecen peligrosas aristas. Con toda seguridad, usted carece de hormas en su taller, pues mis zapatos ofrecen un aspecto indefinible. Recuerde usted, gastados y todo, conservaban ciertas líneas estéticas. Y ahora...

Pero introduzca usted su mano dentro de ellos. Palpará usted una caverna siniestra. El pie tendrá que transformarse en reptil para entrar. Y de pronto un tope; algo así como un quicio de cemento poco antes de llegar a la punta. ¿Es posible? Mis pies, señor zapatero, tienen forma de pies, son como los suyos, si es que acaso usted tiene extremidades humanas.

Pero basta ya. Le decía que usted no le tiene amor a su oficio y es cierto. Es también muy triste para usted y peligroso para sus clientes, que por cierto no tienen dinero para derrochar.

A propósito: no hablo movido por el interés. Soy pobre pero no soy mezquino. Esta carta no intenta abonarse la cantidad que yo le pagué por su obra de destrucción. Nada de eso. Le escribo sencillamente para exhortarle a amar su propio trabajo. Le cuento la tragedia de mis zapatos para infundirle respeto por ese oficio que la vida ha puesto en sus manos; por ese oficio que usted aprendió con alegría en un día de juventud... Perdón; usted es todavía joven. Cuando menos, tiene tiempo para volver a comenzar, si es que ya olvidó cómo se repara un par de calzado.

Nos hacen falta buenos artesanos, que vuelvan a ser los de antes, que no trabajen solamente para obtener el dinero de los clientes, sino para poner en práctica las sagradas leyes del trabajo. Esas leyes que han quedado irremisiblemente burladas en mis zapatos.

Quisiera hablarle del artesano de mi pueblo, que remendó con dedicación y esmero mis zapatos infantiles. Pero esta carta no debe catequizar a usted con ejemplos.

Sólo quiero decirle una cosa: si usted, en vez de irritarse, siente que algo nace en su corazón y llega como un reproche hasta sus manos, venga a mi casa y recoja mis zapatos, intente en ellos una segunda operación, y todas las cosas quedarán en su sitio.

Yo le prometo que si mis pies logran entrar en los zapatos, le escribiré una hermosa carta de gratitud, presentándolo en ella como hombre cumplido y modelo de artesanos.

Soy sinceramente su servidor.


[Cuento. Texto completo.]

Juan José Arreola

8 de febrero de 2016

Ahora que ya morí.



Que sucede? no entiendo, solo sentí un dolor fuerte en la cabeza, mareos y ahora estoy tan confundido. Que pasa? por que mi esposa corre y llora.

Dicen que morí, pero no, estoy aquí pero ellos no me ven y no puedo abrazarlos. Oh ya veo, están trasladando a alguien en una carroza fúnebre, soy yo mismo, que extraño.

Veo a mi familia con gran dolor, todos lloran, pero yo solo veo, ya no siento dolor ni tristeza, es como ser un espectador. Pasan los días, mi familia regresa a casa sin mí, les dejo un gran vacío.

Ya alguien ocupa mi puesto de trabajo, todo vuelve a ser como antes, corren, atienden llamadas, hacen pagos, envían documentos, firman planillas, en fin es como si nunca hubiese faltado yo, que bien, algunos compañeros se acuerdan de mi a ratos y lamentan que ya no este.

Sin embargo en mi familia, el vacío persiste, mi esposa llora, esta confundida, no sabe como hacer sin mi, mi hijo pequeño pregunta: - Donde esta papá? y mi esposa le dice que en el Cielo, mi hija mayor acaba de comprender dolorosamente lo que es la muerte, no deja de llorar, no quiere ir a clases, no se puede concentrar, tampoco come. Mi perro se paro en la puerta y de ahí no hay quien lo saque, come, bebe agua y regresa a su puesto de espera.

Pasa el tiempo, mi hijo cumple cuatro años y yo no estoy, el se aferra a su mamá, se ha vuelto tímido y retraído, no hay una figura paterna para él, ya papá no esta...

Mi hija ya de 11 años casi no habla, a veces su mama la encuentra llorando, bajo mucho las notas y no muestra interés por nada.

Mi querida esposa, con toda la carga sobre sus hombros, la responsabilidad de dos hijos pequeños, tiene que sonreír a los niños para darles fortaleza.

Ya pasaron siete años y todo sigue igual, en casa el vacío, la tristeza, en la empresa donde trabajaba ya nadie me nombra y todo sigue igual sobre la marcha.

Sabes que dijo el forense? Que morí por stress, en mi cerebro se reventó una vena por una subida de tensión que me dio, cuando me llamaron de mi trabajo y me dijeron que de los 10 camiones que solicite solo llegaron 7. Y todo acabo...

Ahora me doy cuenta que para la empresa que trabajaba siempre era uno mas, completamente reemplazable en cualquier momento, pero que para mi familia era único e irreemplazable.

Por favor dedícate a lo que verdad es importante, todos necesitamos un trabajo que nos permita cubrir nuestras necesidades básicas, pero no te entregues a una empresa, entrégate a tus seres queridos... abraza a tus hijos, besa a tu esposa, llama a tus amigos, es a estos seres a quienes de verdad les harás falta cuando ya no estés y demuéstrales tu amor no con dinero sino con detalles de amor.

RECUERDA QUE ERES MUY IMPORTANTE....CUIDA A TUS HIJOS SI LOS TIENES Y RECUERDA EN CASA SIEMPRE HAY ALGUIEN ESPERÁNDOTE.

4 de febrero de 2016

Gandhi y su sabiduría


Cuando Mahama Gandhi estudiaba Derecho en Londres, un profesor de apellido Peters le tenía mala voluntad....pero, el alumno Gandhi nunca le bajó la cabeza y eran muy comunes sus encuentros:

Un día Peters estaba almorzando en el comedor de la Universidad y el venia con su bandeja y se sentó a su lado...El profesor muy altanero, le dice: "Estudiante Gandhi, Ud. no entiende!!!!!! Un puerco y un pájaro, no se sientan a comer juntos".... Y Gandhi le contesta : Esté Ud. tranquilo profesor, yo me voy volando" y, se cambió de mesa...

El profesor Peters verde de rabia, porque entendió q el estudiante le había llamado Puerco, decidió vengarse con el próximo examen...

Pero el alumno respondió con brillantez a todas las preguntas del examen ...Entonces el profesor le hace la siguiente interpelación:

"Gandhi, si Ud. va caminando por la calle y se encuentra con una bolsa y dentro de ella está la sabiduría y mucho dinero, ¿cuál de los dos se lleva? "...

Gandhi responde sin titubear: "¡Claro que el dinero, profesor!" El profesor sonriendo le dice " Yo, en su lugar, hubiera agarrado la sabiduría, ¿no le parece?"...

Gandhi responde: " Cada uno toma lo que no tiene profesor"...

El profesor Peters, histérico ya, escribe en la hoja del examen: "IDIOTA" y se la devuelve al joven Gandhi... Gandhi toma la hoja y se sienta... Al cabo de unos minutos se dirige al profesor y le dice: "

Profesor Peters, Ud. me ha firmado la hoja, pero no me puso la nota......

A veces la gente intenta dañarnos con ofensas que ni siquiera nos hemos ganado ... Pero solo nos daña el que puede y no el que quiere..

Si permites que una ofensa te dañe... Te dañara ... Pero si no lo permites , la ofensa volverá al lugar de donde salió... Seamos fuertes y astutos.