15 de mayo de 2012

Soy un maestro



Nací en el instante en que surgió una pregunta de la boca de un niño.

He sido muchas personas en muchos lugares:

Soy Sócrates animando a los jóvenes de Atenas a descubrir nuevas ideas a través de las preguntas.

Soy Anne Sullivan horadando los secretos del universo para ponerlos en la mano extendida de Helen Keller.

Soy Aesop y Hans Christian Andersen revelando la verdad por medio de innumerables narraciones.

Soy Marva Collins peleando por el derecho de todos los niños a la educación.

Soy Mary McCleod Bethune edificando una gran universidad para mi pueblo, usando cajones vacíos de naranjas como pupitres.

Soy Bel Kaufman luchando para ir en contra de la corriente.

Los nombres de quienes practicaron mi profesión han ganado el reconocimiento de la humanidad… Booker T. Washington, Buda, Confusio, Ralph Waldo Emerson, Leo Buscaglia, Moisés y Jesús.

Soy también aquellos cuyos nombres y rostros se han olvidado hace mucho tiempo, pero cuyas lecciones y carácter se recordarán siempre en los logros de sus alumnos.

He llorado de alegría en las bodas de los antiguos alumnos, he reído con regocijo en el nacimiento de sus hijos, y he permanecido con la cabeza inclinada por el dolor y la confusión en las tumbas cavadas demasiado pronto para cuerpos demasiado jóvenes.

En el transcurso de un día se me ha pedido ser actor, amigo, enfermero y médico, entrenador, hallador de objetos 
perdidos, prestamista, chofer de taxi, psicólogo, padre sustituto, vendedor, político y defensor de la fe.

Dejando a un lado los mapas, planos, fórmulas, verbos, historias y libros, no he tenido en realidad nada qué enseñar porque mis estudiantes han aprendido por sí mismos, y sé que se necesita el mundo entero para decirte quién eres.

Soy una paradoja. Hablo más alto cuando escucho más. Mis más grandes regalos son lo que quiero recibir, agradecidamente, de mis alumnos.

La riqueza material no es una de mis metas, pero soy un buscador de tesoros de tiempo completo, en mi búsqueda de nuevas oportunidades para que mis estudiantes puedan usar sus talentos, en mi constante búsqueda de esos talentos que a veces yacen enterrados en la autoderrota.

Soy el más afortunado de todos quienes trabajan.

A un médico se le permite traer una vida en un momento mágico. A mí se me permite que esa vida renazca día a a día con nuevas preguntas, ideas y amistades.

Un arquitecto sabe que si construye con cuidado, su estructura puede permanecer por siglos. Un maestro sabe que si construye con amor y verdad, lo que construya durará para siempre.

Soy un guerrero que batalla diariamente contra la presión de los amigos, de la negatividad, del temor, de la conformidad, de los prejuicios, de la ignorancia y de la apatía. Pero tengo grandes aliados: la inteligencia, la curiosidad, el apoyo de los padres, la individualidad, la creatividad, la fe, el amor y la risa, todos ellos me ayudan a levantar mi bandera con su apoyo insuperable.

¿Y a quién tengo que agradecer esta maravillosa vida que tengo la suerte de experimentar, sino a ustedes el público, los padres? 

Porque me han concedido el gran honor de confiarme su mayor contribución a la eternidad: sus hijos.

Y de esa menra tengo un pasado rico en recuerdos. Tengo un presente desafiante lleno de aventuras y entretenimiento, 
porque se me permite emplear mis días en el futuro.

Soy un maestro… y doy gracias a Dios por eso todos los días.

John W. Schlatter

3 de mayo de 2012

Miren qué bonito lo que dice sobre las mujeres.



Luis Fernando Veríssimo es un escritor brasileño que nació en Porto Alegre, el 26 de septiembre de 1936. Es hijo del escritor Érico Veríssimo. Durante su niñez vivió en Estados Unidos. Muchos de sus trabajos tienen un tono humorístico. Disfruta de la cultura de Río de Janeiro y es un gran crítico de la política de derecha.



El irrespeto por la naturaleza ha afectado la supervivencia de varios seres, y entre los más amenazados está la hembra de la especie humana.

Tengo apenas un ejemplar en casa, que mantengo con mucho celo y dedicación, pero en verdad creo que es ella la que me mantiene. Por lo tanto, por una cuestión de auto-supervivencia, lanzo la campaña “Salvemos a las mujeres”.

Tomen de acá mis pocos conocimientos sobre la fisiología de la feminidad, con el fin de que preservemos los raros y preciosos ejemplares que todavía quedan:

1. Hábitat:
La mujer no puede vivir en cautiverio. Si está enjaulada, huirá o morirá por dentro. No hay cadenas que las aten y las que se someten a la jaula pierden su DNA. Usted jamás tendrá la posesión sobre una mujer; lo que la va a atar a usted es una línea frágil que necesita ser reforzada diariamente.

2. Alimentación correcta:
Nadie vive de la brisa. Mujer vive de cariño. Déle en abundancia. Es cosa de hombre, y si ella no lo recibe de usted, lo buscará en otro. Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno las mantienen bellas y perfumadas durante todo el día. Un abrazo diario es como el agua para los helechos. No la deje deshidratarse. Por lo menos una vez al mes es necesario, si no obligatorio, servirle un plato especial.

3. Flores:
También hacen parte del menú. Mujer que no recibe flores se marchita rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad y el trato áspero.

4. Respete la naturaleza:
¿No soporta la TPM (tensión pre-menstrual)? Cásese con un hombre. Las mujeres menstrúan, lloran por cualquier cosa, les gusta hablar de cómo les fue en el día, de discutir sobre la relación. Si quiere vivir con una mujer, prepárese para eso.

5. No restrinja su vanidad:
Es propio de la mujer hidratar las mechas, pintarse las uñas, echarse labial, estar todo un día en el salón de belleza, coleccionar aretes, comprarse muchos zapatos, pasar horas escogiendo ropas en un centro comercial. Comprenda todo esto y apóyela.

6. El cerebro femenino no es un mito:
Por inseguridad, la mayoría de los hombres prefiere no creer en la existencia del cerebro femenino. Por ello, buscan aquellas que fingen no tenerlo (y algunas realmente lo jubilaron). Entonces, aguante: mujer sin cerebro no es mujer, sino un simple objeto decorativo. Si usted está cansado de coleccionar estatuillas, intente relacionarse con una mujer.

Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted. No les huya, aprenda con ellas y crezca. Y no se preocupe; al contrario de lo que ocurre con los hombres, la inteligencia no funciona como repelente para las mujeres.

7. No haga sombra sobre ella...
Si usted quiere ser un gran hombre tenga una mujer a su lado, nunca atrás. De esa forma, cuando ella brille, usted se bronceará. Sin embargo, si ella está atrás, usted llevará una patada en el trasero.

8. Acepte:
Mujeres también tienen luz propia y no dependen de nosotros para brillar. El hombre sabio alimenta los potenciales de su compañera y los utiliza para motivar los propios. Él sabe que, preservando y cultivando la mujer, él estará salvándose a sí mismo.

Mi amigo, si usted piensa que la mujer es demasiado costosa, vuélvase GAY.

¡Sólo tiene mujer quien puede!